El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado este martes que su Gobierno pedirá impulsar la pena de muerte para cualquier persona que cometa un asesinato en la capital estadounidense. La iniciativa, presentada durante la séptima reunión de su Gabinete, forma parte de la estrategia con la que pretende reducir lo que él califica de delincuencia desenfrenada en Washington.
“Si alguien mata en la capital, será condenado a muerte”, ha afirmado Trump, definiendo la medida como un instrumento de “prevención muy contundente”. A pesar de admitir que no sabe si el país está preparado para un paso tan drástico, ha subrayado que “no hay otra opción” y que cuenta con el apoyo de su equipo de gobierno.
El anuncio llega después de que, el 11 de agosto, la Casa Blanca asumiera el control de la seguridad de la ciudad de manera temporal, recurriendo a una ley que permite la intervención federal en caso de “emergencia” por criminalidad. Desde entonces, y según la fiscal general, Pam Bondi, se ha detenido a un millar de personas.
A pesar del relato de Trump sobre una ciudad superada por el crimen, los datos oficiales muestran que los delitos en Washington se encuentran en el nivel más bajo de los últimos 30 años, a pesar de que las cifras siguen siendo elevadas.
