Después de 12 años de que Todd Lampley, de 31 años, fuera asesinado de un disparo en su casa, en Hyannis (Massachusetts), la policía de ese estado arrestaba a su presunto asesino, Devarus Hamptom, que en el momento del asesinato tenía 28 años.
Aunque en el momento de ser arrestado Hamptom se declaró inocente, la policía pudo arrestarlo gracias al ADN que encontró en un boniato encontrado en el lugar del crimen.

EL BONIATO FUE LA CLAVE
La fatídica noche que Todd fue asesinado, los investigadores de la escena del crimen encontraron casquillos de bala y un boniato en el suelo, cerca del cadáver. Esto que puede parecer una coincidencia grotesca, no pasó por alto a los experimentados investigadores de la oficina del fiscal del distrito de Cape and Islands.
Se determinó que el boniato había sido usado como dispositivo silenciador para amortiguar el estallido de los disparos. El boniato había sido seccionado en plano en uno de los extremos y tenía un agujero que lo atravesaba, 'hinchado e irregular en una banda'.
Registros telefónicos demostraron que Hampton había intercambiado varias llamadas y mensajes de texto con un amigo suyo que estaba en casa de Lampley en el momento del asesinato. Hampton, además, llevaba una pulsera de monitoreo con GPS como parte de su libertad condicional, aquel año 2011.
En 2016 los investigadores consiguieron una muestra de ADN de Hampton procedente de un escupitajo, sin que éste se diera cuenta. Fue entonces cuando el laboratorio contratado por la policía concluyó, con una probabilidad muy alta, que el ADN del escupitajo y el que habían encontrado en el boniato, eran de la misma persona.
Hampton fue arrestado este pasado lunes, sin posibilidad de fianza, con la acusación de asesinato y asalto con un arma peligrosa. Y todo gracias a un boniato.