domingo, 15 de septiembre de 2024
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La jornada laboral en Europa: comparativa con otros países

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La negociación sobre la reducción de la jornada laboral en España ha abierto el debate sobre el tiempo de trabajo en el país donde se llena más tarde de la Unión Europea y donde la distribución irregular es una realidad para muchos empleados.
El gobierno español presiona para reducir la jornada a 37,5 horas a la semana en 2025, situando al Estado a la vanguardia de la UE.
Sólo Francia tiene un límite legal por debajo del objetivo del ejecutivo estatal, con un tope de 35 horas.
Bélgica es el segundo país con un límite más bajo (38).
Varios países como Dinamarca o Alemania no tienen un máximo marcado por ley y lo relegan a la negociación colectiva.
Al otro lado de la moneda está Grecia que rema a contracorriente y decide alargar la jornada en algunas empresas.

El acuerdo de legislatura entre PSOE y Sumar incluye la reducción de la jornada progresiva desde las 40 horas semanales actuales hasta las 37,5.
Para facilitar la adaptación, el ejecutivo estatal ha propuesto que la reducción para 2024 sea de 38,5 horas.
El ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz argumenta que más horas de trabajo no se traducen en mayor productividad.

La negociación ha entrado en horas decisivas y el gobierno español ha abierto la puerta a flexibilizar la aplicación de la medida para tener el visto bueno de la patronal, que hasta ahora no ha visto con buenos ojos la propuesta.
Al mismo tiempo, los sindicatos piden que la reunión de este lunes sea definitiva.

Radiografía europea

En España, el máximo fijado por ley es de 40 horas semanales.
Este es el límite en la mayoría de países que fijan un tope en Europa, a excepción de Francia (35) y Bélgica (38).
Con todo, no todos los países fijan una jornada ordinaria para el conjunto de empleados, como por ejemplo en Alemania, donde queda en manos de la negociación colectiva sectorial (38) y también en Dinamarca, donde la jornada establecida es de 37 horas.

La jornada laboral fijada no equivale a las horas trabajadas en realidad cada semana.
En España, el tiempo efectivo de trabajo es de 36,4 horas, según los cálculos de Eurostat, ligeramente por encima de la media europea (36,1).
Los tiempos de trabajo semanal más largos se registran en Grecia (39,8 horas), Rumanía (39,5 horas), Polonia (39,3 horas) y Bulgaria (39 horas).
En la parte media de la tabla se sitúan Francia (36) e Irlanda (35,5).
En cambio, los Países Bajos tienen la semana de trabajo más corta (32,2 horas), seguido de Austria (33,6), Alemania (34) y Bélgica (34,9).

Más estado del bienestar, menos tiempo de trabajo

En estos países, la reducción de la jornada ha sido pactada entre sindicatos y empresarios, en muchos casos sin movimientos legislativos.
Vicent Borràs, profesor de sociología de la UAB señala que los países con un estado del bienestar más fuerte y con más tradición de afiliación sindical acaban pactando salarios más altos y jornadas más reducidas.
“La cuestión es el reparto de la riqueza. Hay países con más fuerza sindical y gobiernos más comprometidos y el pastel de los beneficios se reparte más con la clase trabajadora”, ha dicho.

Un factor importante en el debate es el salario mínimo, que en Francia está en los 1.400 euros y en Alemania en los 1.500; y también el precio de la vivienda que empuja a la población joven y vulnerable a buscar más fuentes de ingresos y pluritrabajar.

Parcialidad

Otro elemento que empuja a la baja el tiempo de trabajo es la parcialidad voluntaria, que es habitual en las economías punteras de la UE -Países Bajos, Austria, Alemania o Bélgica- donde los salarios altos permiten vivir bien con menos horas de trabajo.
En estos casos, no es habitual la parcialidad involuntaria que sí afecta a casi la mitad de los trabajadores a tiempo parcial en España.

“El país con más trabajo parcial voluntario es Holanda, con casi un 30%, como los salarios son muy altos, mucha gente quiere trabajar a tiempo parcial porque tiene capacidad, pero en España no, el 45% de las personas que trabajan a tiempo parcial lo querrían hacer a tiempo completo”, apunta el profesor emérito del departamento de Dirección de Personas en las Organizaciones y Ética Empresarial de IESE Business School, José Ramón Pin.

El caso griego

Precisamente, mientras que en muchos países el debate se centra en la semana laboral de cuatro días, el gobierno conservador encabezado por el primer ministro Kyriákos Mitsotakis se ha destacado en el sentido contrario tras aprobar el 1 de julio una reforma del tiempo de trabajo que permite a las empresas griegas. imponer un sexto día laboral siempre cuando trabajen por turnos continuos de 24 horas; y variar los horarios, así como ampliar hasta 13 horas las que se pueden trabajar al día con un contrato a tiempo completo y uno a tiempo parcial, en este caso durante cinco días a la semana.

La Confederación Griega de Sindicatos ha avisado de que la reforma ofrece “barra libre” a las empresas y tendrá consecuencias “nefastas” en el país que trabaja más horas de la UE: una media de 1.886 horas, frente a las 1.726 de media.
En muchos casos, estas jornadas más largas ya se producían, pero implementarlo por ley supone “un empeoramiento de condiciones”, según Borràs.

Para el profesor de IESE, José Ramón Pin, el gobierno griego está intentando revertir la baja productividad del país, muy afectado por las políticas de austeridad de la crisis financiera.
Una de las medidas más polémicas es la posibilidad de hacer jornadas de 13 horas en dos ocupaciones diferentes.
Sobre este punto, Vidal apunta que Grecia lo que ha hecho es “poner un límite al pluritrabajo” y ha recordado que en España “no hay ningún límite que impida que un trabajador haga trabajo 24 horas al día”.
En este sentido, el abogado laboralista recuerda que aunque “España está por encima de la media europea en jornada diaria con un máximo de 9 horas”.
Francia tiene un límite diario superior, de 10 horas.

35 horas en Francia

Precisamente, el país galo fue el primero en definir por ley que la jornada laboral tendría 35 horas en el 2000, con la llamada ley Aubry, por la ministra que sacó adelante la normativa.
Los debates que se tuvieron en aquel momento no son los mismos que el caso español, ya que se impulsó para reducir la persistencia del paro y repartir el trabajo.
“Ahora no se plantea para repartir el trabajo sino por una mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora”, ha dicho el profesor de sociología de la UAB.

Según el profesor de IESE José Ramon Pin, Francia puede permitirse la jornada máxima más reducida de Europa porque “tiene grandes empresas de alta tecnología y valor añadido” y, por tanto, una hora trabajada genera más valor económico que, por ejemplo, en España.
Al mismo tiempo, el profesor de IESE se pregunta, sin embargo, si este esquema tendrá continuidad en el país galo.
“Si el sistema laboral de Francia es tan bueno porque tanta gente ha votado a Marine Le Pen?”.

Horarios “poco saludables y alejados de Europa”

Los expertos consultados por la ACN han señalado las “disfunciones” del mercado laboral español con unos horarios de trabajo y descansos muy diferentes que en el resto de Europa.
La pausa del mediodía es más larga y eso alarga la jornada y la distribución irregular permite llegar a trabajar 11 días seguidos.
Actualmente, en España un 25% de las personas trabajan más de 40 horas a la semana, por encima de la jornada máxima, el 30% trabaja hasta las siete y un 10% hasta las nueve de la noche.
La directora del Instituto de Estudios Laborales y profesora del Departamento de Derecho de Esade, Ana Ginés, asegura que esta cuestión que “no es intrínseca de la cultura mediterránea” sino que es fruto del fomento del pluriempleo durante la posguerra para reactivar la economía.

“Las jornadas excesivamente largas que tenemos nos están generando unas disfunciones en el mercado de trabajo muy importantes en materia de salud, de igualdad, de productividad“, señala la experta laboralista, que recuerda que el 45% de los empleados alegan tener estrés y que el 20% de las depresiones obedecen a estrés laboral.
Según Ginés, las jornadas más largas acaban suponiendo renuncias profesionales para las mujeres en forma de excedencias o reducciones de jornada.

Cambio real

Según la profesora de Esade, la reducción de la jornada laboral es una “una primera medida importante” para abordar la “falta de tiempo” que sufren los españoles y empezar a cambiar los “horarios poco saludables”.
Para que este cambio sea significativo, los expertos coinciden en decir que una reducción de jornada de 30 minutos al día, como la que propone el ejecutivo estatal, no tiene un impacto tan directo en el bienestar.
“Reducir una hora al día o dos horas al día el tiempo de trabajo es lo que implica una gran transformación para aumentar la calidad de vida cotidiana”, ha dicho el profesor de sociología de la UAB.

Aunque haya sectores en los que es difícil aplicar la reducción de la jornada, Borràs destaca que cuando se elabora un marco legal, se fija un horizonte y a la larga las mejoras se aplican “a toda la clase trabajadora”.

Apoyo patronal

Con todo, no todas las voces son favorables al tipo de reducción que plantea el gobierno español.
En este sentido, el profesor del IESE José Ramón Pin cree que reducir la jornada sin aumentar la productividad es incrementar los costes salariales y reclama que el gobierno español haga un llamamiento a trabajar menos con incentivos, pero que sean los sindicatos y las patronales quienes decidan sector a sector como se concreta.
“Si el sector del turismo reduce mucho las horas, será poco rentable”, ha avisado.
Actualmente, un 15% del PIB se genera en esta actividad.

“Lo ideal sería que fuera un acuerdo pactado y no una imposición”, coincide Vidal, que remarca que la disminución de jornada no va acompañada de un incremento del límite de horas extra que son 80 horas.
Cabe señalar que los países europeos destinan más recursos al control del mundo del trabajo que a España.
En este sentido, Vidal ha afirmado que “por mucho que se reduzca la jornada de trabajo si no hay dotación suficiente para la Inspección de Trabajo que es quien defiende en primera línea estas cuestiones nos encontraremos que en teoría la jornada se ha reducido, pero siguen haciéndose horas extras encubiertas”.

También Ginés cree que el apoyo de la patronal garantiza una implementación “más suave y efectiva” pero considera que “hay reformas que el gobierno puede considerar que son necesarias y que deben sacarse adelante sin el apoyo de los agentes sociales”.

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