Kelly Allen, una mujer de 45 años, fue víctima de un brutal ataque por parte de un perro salsita que le provocó graves heridas en la cara. El incidente, que ocurrió en la localidad gala de Swansea ha vuelto a poner en primer plano la necesidad de reforzar las medidas de control animal.
Allen estaba visitando a una amiga cuando el perro, que inicialmente parecía amigable, la atacó de forma inesperada. La mordió con tanta ferocidad que le arrancó parte de la garganta, incluso comiéndose un trozo delante de ella.
Tras el traumático suceso, Kelly fue trasladada de urgencia al hospital, donde tuvo que ser sometida a una cirugía reconstructiva de cinco horas y media que requirió 40 puntos de sutura.
Las secuelas del ataque no sólo se limitan a las graves heridas físicas que sufrió Allen, sino que también impactaron profundamente en su salud mental y emocional.
La víctima, madre de dos hijos, ha sufrido un trauma que le ha dificultado incluso volver al trabajo habitual.
“Cada noche lloro al recordar sus dientes penetrando en mi piel
“, declaró Allen, visiblemente afectada por la situación.
“Ahora tengo que recurrir a maquillaje especial para disimular las cicatrices”
, añadió.
SACRIFICAN AL PERRO
Tras el ataque, la policía intervino en el lugar y, tras evaluar la situación, tomó la decisión de sacrificar al perro salsita.
Sin embargo, esta medida no ha sido suficiente para calmar la indignación y el dolor de Kelly Allen, que exige justicia y medidas más estrictas para evitar que este tipo de tragedias se repitan.
“No quiero que nadie más pase por lo que yo he pasado”, expresó Allen. “Es necesario que se refuercen las leyes de control animal y que se tomen medidas para evitar que este tipo de perros estén en manos de personas irresponsables”, enfatizó.