Desde el sábado pasado que no se sabe nada de la Txell Fusté (52) y el Esteve Carbonell (46), la pareja de excursionistas catalanes de Manresa y Gironella, que se perdieron cuando estaban muy cerca de la cima del Rulhe, en departamento occitano de L’Arieja.
Hoy la Gendarmería y los Bomberos de Andorra retoman la búsqueda y ya es el 5º día. Según el protocolo francés de los rescates en montaña, este podría ser el último día para desplegar los equipos de búsqueda.
Los GRAE de los Bomberos de la Generalitat y especialistas de Montaña de los Mossos d’Esquadra, se han ofrecido para colaborar con las autoridades francesas, pero de momento no han sido requeridos.
Desde la gendarmería de montaña de Savinhac-les-Ordeaux, declaraban ayer en TV3 que todavía había esperanzas de encontrarlos en vida, si bien no era lo más probable. Como expertos montañeros podían sobrevivir escondidos en una cabaña, pero si habían quedado atrapados por la nieve las posibilidades de supervivencia son remotas.
Y es que los equipos de rescate han peinado la ruta prevista de los montañeros, desde la última localización del GPS del móvil, han entrado en todos los refugios y cabañas, y no han encontrado ni rastro.
UN PERRO QUE NO SE SABE DE DÓNDE SALE
Lo que sí encontraron los equipos de rescate fue la Furgoneta Peugeot con la que se había desplazado la pareja catalana, al aparcamiento del Pla de Peyres. Y dentro, apareció un perro.
Según los familiares de la Txell y el Esteve, la pareja no tenía ningún perro y se especula que la pareja lo encontró perdido, lo recogió y lo dejó resguardado en el vehículo, antes de iniciar el ascenso al Rulhe.
Ahora los gendarmes buscan al amo del perro para saber dónde los excursionistas lo podían haber recogido y reconstruir, así, la ruta que los montañeros habrían hecho antes de desaparecer.
SE DESVANECE LA ESPERANZA
Aunque la pareja catalana eran deportistas experimentados y en muy buena forma, las esperanzas de encontrarlos con vida después de cinco días, con nevadas y temperaturas gélidas en la cara norte del Pirineo, es remota.
Todavía no se acaba de entender cómo salieron a hacer la cima con la alerta activada por nieve y viento que hubo el fin de semana pasado. Parece que por la mañana hacía buen tiempo, a pesar de la previsión, y hacia las doce de mediodía invadieron una selfie –la última– a la familia.