Las ciudades se mueven: Con el paso de los años experimentan cambios que las impulsan con nuevos modelos de funcionamiento y de relación con la ciudadanía a nivel de movilidad y crecimiento.
Tarragona está en un momento clave en este sentido, porque en el Ayuntamiento están trabajando en el nuevo documento del POUM, el Plan de Ordenación Municipal, que definirá los usos de las calles y el aspecto de una ciudad, Tarragona, que se encamina con paso firme hacia el futuro.
Xavi Puig, Conseller de Territorio y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Tarragona, lo explica en esta entrevista para La Ciutat.
Uno de los grandes proyectos de este mandato es el carril bici que se está construyendo. ¿En qué punto se encuentra la obra?
Sí, es de las obras más visibles y transformadoras porque quiere cambiar la filosofía de la movilidad de la ciudad, lo que implica, en realidad, cambiar la ciudad. Este cambio consiste en apostar fuerte por los peatones y el transporte público dando facilidades a todas aquellas personas que pueden ir caminando, con transporte público, bicicleta o patinete. Nosotros defendemos la bicicleta porque creemos que la movilidad es más activa, pero de cualquier manera favoreceremos que haya más desplazamientos dentro de la ciudad y la gente ocupará menos espacio.
Tarragona tiene una complicación en este sentido porque todo son subidas y según cómo, esta movilidad se hace difícil...
Sí, Tarragona es complicada porque está llena de subidas, aunque les llamemos bajadas. La electrificación y la tecnología permiten que con la bicicleta o con patinetes eléctricos las subidas no cuesten tanto.
Al final buscamos un cambio que favorezca que haya mucha más gente moviéndose por la ciudad, sin contaminar, sin hacer ruido y sin invadir el espacio de los demás. Esto es un gran cambio porque ahora tenemos una ciudad diseñada por los coches donde la gente ni se plantea que los vehículos de propiedad privada ocupan un 85% del espacio público. Esto hay que cambiarlo, pensando también en la salud de la ciudad.
Más allá de los peatones, ¿estos cambios cómo crees que afectarán a otros aspectos de la ciudad como el comercio o la cuestión ambiental?
Lo que planteamos es una propuesta integral para la calidad de vida, el comercio, el dinamismo económico, la cuestión ambiental, por una suma de causas que creemos ganadora. Si la ciudad apuesta por transicionar hacia una movilidad ecológica, seguro que económicamente y en calidad de vida ganaremos mucho.
Hablemos del carril bici con un poco más de profundidad. Este es el primer carril bici urbano de Tarragona. ¿Hacia dónde se dirige y qué utilidad tendrá?
El carril educativo es el primero que hemos hecho para atraer a los colectivos jóvenes vinculados a los centros educativos. El Campus Sescelades y el Campus Catalunya son un polo de movilidad de estudiantes que van de un lado a otro con bici o con patinete. Lo hemos alargado hasta la Plaza Imperial Tarraco y hacia la Parte Baja, con una primera parte de la calle Pere Martell y la segunda en dirección a la Parte Baja y el Serrallo.
Luego engancharemos con el hilo que hay en el muelle y que nos llegue al Paseo de Rafael Casanovas. Completaremos toda la Arrabassada hasta la rotonda de la Savinosa y después, con el Estado español tenemos acordada la construcción del carril bicicleta hasta Altafulla.
Altafulla, al mismo tiempo, está haciendo su carril. Nosotros conectamos con Altafulla pero Altafulla conecta con Torredembarra, y Torredembarra con Creixell. La idea es que todos los pueblos estén bien conectados con la Ruta Mediterránea, que es una ruta cicloturística.
¿Se puede hacer llegar hasta aquí la ruta cicloturística Mediterránea?
Aquí no tenemos cultura cicloturística pero en Europa tienen mucha. De hecho, Europa se divide en 15 grandes rutas y la más interesante es la Mediterránea que va de Atenas a Cádiz. Está construida para poder viajar por un carril bici en condiciones.
A nivel de la ciudad de Tarragona tenemos todos estos carriles bici pensados para favorecer la movilidad interna. Queremos que la gente de Levante se desplace con bici a Tarragona, que los del centro, de los barrios del Norte o de Poniente vayan con bicicleta y que todos juntos quedemos conectados a Europa con el cicloturismo.
El tema del patinete eléctrico es una idea buena pero da pena verlos tirados por la calle de cualquier manera.
Sí, los patinetes han sido una idea muy útil y que ayuda a un cambio de movilidad. No teníamos cultura de esto y a las administraciones nos viene de nuevo. A menudo el invento tecnológico va por delante de la reglamentación, pero hemos contemplado esta llegada como una oportunidad.
En Tarragona no queremos que por el hecho de que haya patinetes eléctricos se nos desordene la vía pública. Por lo tanto, los patinetes en general y los de alquiler en particular se tienen que aparcar en los aparcabicis. Hemos hecho mucha formación, lo hemos dicho a través de los medios y al final, multamos.
Esto costó y el verano pasado también hubo una tasa de desobediencia a la norma bastante alta, de manera que cambiamos la estrategia de avisar a las empresas cada vez que veíamos un patinete mal aparcado, por la estrategia de retirar los patinetes, enviarlos al depósito y cobrar una multa a la empresa. Y después la empresa ya se espabilará con el usuario que lo ha hecho mal. Una vez hicimos este cambio, la presencia de patinetes mal aparcados se redujo mucho. De cara a la temporada primavera-verano de este año veremos si funciona o si tenemos que volver a dar un empujón. Es un cambio de cultura. Muchos usuarios ya han aprendido a aparcar donde toca y todo el resto lo aprenderán con un tríptico o con una multa, pero lo aprenderá todo el mundo.
La movilidad de la ciudad es un tema muy ligado al POUM. ¿Cómo lo refleja este documento?
El POUM es el documento que nos explica que esta ciudad tiene que construirse alrededor del peatón y menos del coche. Por lo tanto, las aceras tienen que ser más anchas, los aparcamientos tienen que ser disuasorios a las afueras de la ciudad para que el coche llegue y tenga maneras ecológicas y limpias de moverse.
El POUM debe explicar que hay que reservar espacio en las zonas urbanas para que haya una trama de carriles bicicleta en el futuro y habla del protagonismo de las personas por encima de las máquinas, de la movilidad, de la seguridad y la amplitud y la importancia del espacio.
También debe hablar del tranvía y de la movilidad sostenible y pública, tanto a nivel local como capital vertebradora del territorio.¿En qué punto de redacción y trabajo se encuentra el POUM en este momento?
El POUM que teníamos de 2013 era fallido y por lo tanto, tocaba tramitar unas normas urbanísticas para que la ciudad pudiera seguir funcionando. Ahora trabajamos en un nuevo plan. Por eso estamos haciendo un debate táctico, pragmático, sincero en el que todo el mundo pueda decir lo que piensa, porque el POUM es de toda la ciudad. Cogeremos los puntos de consenso y acuerdo y apostaremos fuerte por ellos.
Las sesiones del nuevo POUM comenzaron en noviembre hablando de valores, conceptos, perspectivas, mirada y objetivos. Unas sesiones teóricas y conceptuales de cómo queríamos el urbanismo en Tarragona. Hablamos de un urbanismo de convivencia, cohesión, visión feminista, una ciudad diseñada para la vida cotidiana, para ir de paseo, ir a comprar, caminar, jugar... También hablamos de una ciudad que los niños tienen que decir cómo la quieren. Queremos incluir la manera de participar de muchas mejoras para saber la Tarragona que queremos y todo esto, haciéndolo con poco tiempo.
En sesiones siguientes se tratará Tarragona como capital del Camp de Tarragona, de los equipamientos supramunicipales, de las actividades económicas, el medio ambiente que nos conecta, de las infraestructuras de movilidad, cuestiones centrales todas ellas.
También trataremos la vivienda y perspectivas demográficas: cómo crecemos, dónde tenemos la población más envejecida y dónde la más joven, dónde se hacen guetos y si queremos hacer alguna cosa para no tenerlos.
A menudo se ha dicho que Tarragona se tiene que recoser, el centro con los barrios, la parte alta con la parte baja...
Tenemos un problema de cohesión que nos ha dividido en barrios inconexos, que también representan orígenes nacionales y categorías socioeconómicas diferentes. Un desastre a nivel interno.
Hay que buscar formas de romper estas barreras y de ligarnos a todos juntos con un sentido de pertenencia. Es un reto muy complicado pero necesario.
Hay que hablar del crecimiento urbanístico, de la energía, de la calidad que tiene que tener el espacio público, una mirada más vecinal de nuestra ciudad, y qué mejoras tenemos que estudiar.
Después pasaremos a las jornadas participativas con expertos, entidades vecinales, sociales y con todo el mundo que quiera decir lo que piensa.
Toda esta planificación ¿liga con la revolución energética, del medio ambiente e incluso el valle del hidrógeno? ¿Convertir Tarragona en una ciudad amable a nivel de transición energética?
Es una cuestión de transformación potente a nivel de industria, pero también a nivel de medios de transporte, de autobuses, de tranvías y trenes.
Se trata de fomentar suficiente producción ecológica de energías renovables para generar producción con esta energía limpia y verde.
El Ayuntamiento, la Diputación, la Generalitat, la URV, las químicas, la industria, todos tenemos que trabajar juntos para hacer este Valle del Hidrógeno hacia esta transición tan potente que hará que tengamos una industria mucho más limpia que la que tenemos.
También es un reto para la movilidad. Hay quien dice que el futuro no son los vehículos eléctricos sino los de hidrógeno. Estamos entre vehículos eléctricos y de hidrógeno y yo creo que el hidrógeno se acabará imponiendo también, por mucho que los eléctricos estén en una fase más avanzada.
