En el ámbito urbano a menudo existen colonias de gatos, que deben ser controladas por razones de salubridad, reproducción incontrolada y sanidad y bienestar animal.
En Altafulla existen un total de 20 colonias felinas que son custodiadas por un grupo de voluntarias que, con la colaboración de la concejalía de Protección Animal del Ayuntamiento de Altafulla, que encabeza la co-alcaldesa Alba Muntadas, y la Asociación Hopeland, velan por su alimentación, al mismo tiempo que lo hacen por la salud de los individuos que las forman, y que pasa por esterilizarlos para evitar la sobrepoblación.
La co-alcaldesa Alba Muntadas ha puesto en valor esta mañana el "gran trabajo que realizan diariamente las voluntarias en el control de poblaciones felinas en Altafulla, a la vez que favorecen el equilibrio sostenible animal" en relación a otras especies como las ratas y los ratones.
Por estos motivos, Muntadas ha pedido a la ciudadanía que "las respeten, y que respeten también el trabajo que hacen como voluntarias por un bien público común del municipio". Por ello, se les ha entregado esta mañana un chaleco que las identifica como grupo de voluntariado que se encarga del control de las colonias felinas en la villa.
En Altafulla hay, según Marta Terrat, portavoz del grupo de voluntariado, unos 400 gatos ferales controlados, la mayoría de los cuales con todos los gatos esterilizados. Las esterilizaciones corren a cargo del Ayuntamiento de Altafulla, mediante el grupo de voluntarias, en el marco del programa municipal CER (Captura-Esterilización-Retorno).
El voluntariado desarrolla estas acciones por amor a los animales. La mayoría de gatos que viven en las calles lo hacen porque son víctimas del abandono y de la cría descontrolada. El acto de reconocimiento ha tenido lugar en la Pallissa del Vinyet.