Las obras de recuperación de la muralla medieval de Sant Francesc de Valls mostrarán los vestigios del siglo XIV ocultos en el interior de los edificios y supondrán una regeneración urbana del barrio antiguo, convirtiéndolo en un nuevo espacio abierto y público. En marzo, se empezaron a vaciar las viviendas y ahora ya se han iniciado los derribos. "En la finca 112 hemos encontrado que la tapia está a una altura inferior de la recogida en los estudios arqueológicos de 2018", dice la arquitecta Marta Milà. La actuación servirá para restaurar la torre de La Cega y la del Oeste del portal de Llobets, y el área de la fuente de San Sebastián. Así, se recuperará el patrimonio "escondido", construido por los vecinos. Con un coste de 2,8 MEUR, los trabajos estarán terminados en el verano de 2026.
En global, el proyecto tiene un ámbito de actuación de 1.100 m2, con una longitud de 140 metros. En los primeros tres meses de obras, se han vaciado todos los edificios de las dos áreas de actuación, las cuales corresponden a las casas entre las dos torres de la calle de San Francisco y la de la fuente de San Sebastián. Concretamente, se ha comenzado con el derribo de la finca 110 y, paralelamente con el derribo de la 82, situada en el ámbito de la fuente. "Desde la 102 - correspondiente a la Torre Cega – a la 116- la torre Oeste del portal de Llobets, es un tramo bastante largo, también se ha segmentado por partes. Hemos empezado por el medio, pero la idea es ir hacia las torres", indica Milán.
La arquitecta también señala que están haciendo los trabajos arqueológicos y que han descubierto que la tapia tiene una altura inferior a la que habían recogido en los estudios previos "Nos hemos dado cuenta de que la finca 72 y la 112 tienen más o menos la misma altura que la finca 110. Es una obra muy compleja porque hemos trabajado a base de hipótesis y metodologías, pero hasta que no hemos empezado a hacer los derribos, no sabíamos exactamente cuáles serían los vestigios que saldrían", añade la responsable de la obra.
Milán explica que en los tramos que se han encontrado el muro original de la época medieval han apostado por recuperar "hasta la altura conocida" y por tapiar las aberturas. "Cuando se transformó esta muralla en viviendas, se hicieron una serie de aperturas y lo que hacemos es marcar lo que sería la apertura actual, pero la tapemos con un sistema un poco innovador", detalla. Al mismo tiempo, dice que en el caso de las fincas donde el muro ya no es de tapia, es decir, no es original, se mantendrán las aberturas "para que haya permeabilidad entre la calle Muralla y la de Sant Francesc".
Patrimonio oculto
Anna Ibarz, otra de las arquittas del proyecto, explica que los vestigios de la muralla habían quedado "escondidos" dentro de las viviendas, las cuales se degradaron con el paso de los años. "No estamos dañando un barrio, sino al contrario, le recuperamos un espacio público y, además, tenemos la oportunidad de volver a mostrar este patrimonio: las antiguas murallas y los vestigios de las torres, que Valls había tenido y ahora volveremos a Valls ", asevera. Para ella, cualquier elemento histórico puede tener valor, más allá de su datación porque estos explican la historia.
En el caso de la muralla de Sant Francesc, pone de relieve que la construyeron las personas que vivían en este entorno. "Aparte de ver la muralla del siglo XIV, veremos que fue construida de una forma muy interesante, ya que se les asignaba a los propios vecinos un tramo entre torre y torre y ellos se encargaban de autoprotegerse, de crearse estas defensas militares", subraya la directora de la obra.
Con el paso del tiempo, estas defensas "perdieron sentido" y se convirtieron en la base para la construcción de casas. "Esto no fue de un día para otro, primero tenían unos pisos, después se construyó un sótano y toda esta evolución la podremos ver una vez acabemos nuestra restauración", comenta Ibarz. También destaca que se podrá hacer una lectura arqueológica del mendamiento donde se mostrarán todas las texturas y materiales constructivos de las diferentes épocas: "Por lo tanto, tendremos el muestrario y podremos ver la evolución histórica de la ciudad".
Una de las torres será visitable
Los arquitectos señalan que uno de los objetivos de la actuación es dotar de usos al nuevo espacio para convertirlo en un espacio de memoria. "Estas torres, que son unos espacios cerrados, los convertimos en unos espacios de memoria que serán visitables", dice Marc Torrelles, otro de los responsables del proyecto. De momento, el planteamiento es hacer visitable la primera torre con paneles informativos sobre los vestigios mientras que la segunda construcción se ha proyectado un quiosco para que sirva de "catalizador" del espacio.
Finalmente, los arquitectos subrayan que su proyecto incluye un plan director para unificar los criterios para las próximas actuaciones en otros puntos de la muralla. "Este proyecto toma de referencia el de la muralla de Sant Antoni, el primero en que se intervino, y la idea es que este proyecto pueda servir como hoja de ruta", expresa Torrelles. De hecho, el equipo prevé continuar los trabajos de restauración en la isla de casas situadas entre el Hospital Pius de Valls y la fuente de San Sebastián. "El Ayuntamiento está acabando de expropiar estas fincas, queremos este paseo tenga como mínimo continuidad hasta la fuente, y por lo tanto lo que es el ámbito 1 y el ámbito 2, habrá un futuro ámbito 3 que será esta manzana de casas" cierra Torrelles.
Regeneración urbana
Por su parte, la concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de Valls, Sònia Roca, afirma que la recuperación de este tramo de la muralla de Sant Francesc servirá para generar permeabilidad y accesibilidad al centro histórico. "Es un proyecto de regeneración urbana, se creará un paseo arbolado y una zona urbanizada, dará luz y vistas a las viviendas", asevera Roca. En cuanto al plazo previsto de ejecución de las obras, el edil señala que no estarán terminadas hasta el verano del próximo año. "Vienen fijadas por los Next Generation, es un periodo largo, intentaremos acortarlo, pero eso no se puede decir nunca porque nos podemos encontrar imprevistos", comenta. El proyecto tiene un coste de 2,8 millones de euros, financiado íntegramente por fondos europeos.