Una investigación de la URV permite ampliar las posibilidades comerciales de la fruta

14 de diciembre de 2023 a las 10:52h

El triple objetivo de ampliar las posibilidades comerciales de la fruta para ayudar al sector primario, aumentar su consumo y evitar que se tire es el punto de partida de una investigación del Departamento de Química Analítica y Química Orgánica de la Universidad Rovira i Virgili. El proyecto busca establecer diferentes puntos óptimos de maduración de la fruta de forma rápida y sencilla para que el productor sepa cuál es el mejor momento de cosecharla en función de los usos que le quiera dar.

La investigación del grupo de investigación Chemosens (Chemometric and Sensometric for Analytic Solutions), en colaboración con el Instituto de Investigación y Tecnologías Alimentarias y el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, se basa en el uso de una técnica innovadora, no invasiva y portátil que permita determinar el estado de madurez de la fruta, concretamente de la uva, la fruta que centra el estudio, en el mismo campo, sin necesidad de ir al laboratorio.

“En el caso de la uva generalmente siempre se busca el punto óptimo pensando en la vinificación. Pero si establecemos diferentes momentos de maduración se podrá aprovechar la uva para hacer zumos, para convertirla en snacks, para comer directamente…”, explica la investigadora Montserrat Mestres, que apunta que gracias a esta investigación el viñatero, que a veces deja la uva en la cepa porque no le sale a cuenta cosecharla o porque hay sobreproducción, “tendrá la oportunidad de aprovecharla esperando a otro momento óptimo de maduración para destinarlo a otro uso”.

El primer paso es obtener información que sea representativa del estado de madurez de toda la viña de manera que “hay que determinar parámetros como la cantidad de azúcares y acidez de las muestras procedentes de un muestreo muy exhaustivo y que tenga en cuenta la orientación y la posición de la cepa dentro de la viña, la de cada racimo dentro de la cepa e incluso la de cada grano dentro del racimo para que las conclusiones sean fiables”, explica Daniel Schorn-García, otro de los investigadores del proyecto, que utilizan la espectroscopia de infrarrojos para conseguirlo.

Montserrat Mestres y Daniel Schorn, del Departamento de Química Analítica y Química Orgánica de la URV

Vendimia en Mas dels Frares, la finca de la bodega experimental de la URV

Los análisis clásicos de las muestras implican su transporte hasta el laboratorio y, una vez allí, el uso de técnicas costosas en tiempo y en dinero. Es por eso que, según los investigadores de la URV, una técnica como la espectroscopia de infrarrojos, que es muy rápida, no requiere ningún reactivo y que, además, permite hacer la medida in situ de la fruta en el campo sin afectarla, supone una alternativa muy interesante.

Tal y como explica Schorn, esta técnica se basa en la interacción de un haz de luz infrarroja con las moléculas de la muestra, en este caso, la uva. “Esta energía provoca que todos los enlaces de las moléculas sufran vibraciones concretas que, con un tratamiento matemático adecuado o quimiometría, se pueden relacionar con la información sobre su composición y en qué proporción se encuentra cada molécula”, argumenta el investigador. Con esta información tan precisa, y teniendo en cuenta en qué momento y en qué posición se ha obtenido cada grano, se puede establecer qué frutos son adecuados para vendimiar en cada momento en función del producto al que se quiera destinar la uva.

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