Reducir los impactos humanos sobre el bosque de la Marquesa de Tarragona. Esta es una de las principales conclusiones del estudio realizado por la consultora Limonium. La diagnosis medioambiental, que se hará pública a finales de julio, es la primera acción impulsada por la Fundación del Bosque de la Marquesa. El objetivo de la entidad es proteger y preservar la biodiversidad de este espacio natural de la costa tarraconense, ya que calculan que pasan unas 20.000 personas cada año, las cuales contribuyen a erosionar la zona. "Cuando decimos reducir los impactos, no queremos decir reducir el uso público, sino la afectación de su uso a la superficie; tenemos que corregir la acción del pisoteo sobre la duna de la Punta de la Creueta", dice el director de Limonium, Eduardo Soler.
El bosque de la Marquesa forma parte del Espacio Natural Protegido de Tamarit-Punta de la Móra de la Generalitat y está incluido en la Red Natura 2000 europea, como Zona de Especial Conservación 'Costas del Tarragonès'. En este entorno natural, de unas 100 hectáreas, se encuentra una flora singular con diversas especies amenazadas, entre las cuales está la sabina litoral, una representación única de líquenes y hongos asociados a dunas y sabinares litorales, ocho hábitats de interés comunitario y muestras de agricultura mediterránea tradicional.
A la vez, habita una fauna diversa, asociada a los acantilados litorales, los pinares y los cultivos de algarrobos centenarios. Además, el camino litoral permite acceder a las playas de la Roca Plana, Calabecs y Cala Fonda y también encontramos las ruinas de Mas d'en Grimau, datadas del siglo XVI, restos arqueológicos romanos y de paleontología. "En la cantera romana de la Punta de la Creueta, que es de acceso libre, ya empezamos a detectar algunos problemas de erosión", lamenta Soler.
La erosión y la pérdida de la biodiversidad
Entre las problemáticas que sufre el bosque, el responsable de la diagnosis señala que el camino principal ha perdido como mínimo medio metro de altura en las últimas cuatro décadas a consecuencia de la erosión. De hecho, el pisoteo de los visitantes, conjuntamente con las lluvias torrenciales, las cuales, dice, cada vez son más frecuentes, han contribuido a erosionar los terrenos. "Algunas de las zonas son especialmente y singularmente frágiles, como es el caso de la Punta de la Creueta, una duna fijada por vegetación que se nutre de la arena arrastrada por el viento de mistral, la cual es muy susceptible al pisoteo", apunta el experto.
Asimismo, también dice que el hecho de que pasen tantísimas personas cada año ha provocado que se hayan creado senderos que dañan la flora y la fauna, ya que el camino principal ha quedado desdibujado en alguna zona del bosque. A modo de ejemplo, Soler subraya que uno de los puntos más dañados es la duna de la Punta de la Creueta, donde hay tres especies - la sabina litoral, la estepa de arenal y un liquen – que se incluyen en el catálogo de flora amenazada en Cataluña.
Según el director del estudio, la sabina litoral es prácticamente inexistente en la costa mediterránea y la que se encuentra en el bosque de la Marquesa es la única que se conserva en Cataluña, más allá de algunos "pies aislados" en otros lugares rocosos, como el Cabo de Salou. De hecho, Soler remarca que es totalmente necesario "corregir la acción del pisoteo", sobre todo en la Punta de la Creueta, para evitar que continúe la erosión del espacio. Aunque hay personas que ponen en peligro el entorno sea porque pernoctan o porque hacen fuego, la gran mayoría, sostiene Soler, no son conscientes de que provocan daños solo paseando.
40 años sin ninguna acción de protección
El director de la Fundación del Bosque de la Marquesa, Santiago Gramunt, lamenta que desde hace 40 años no se ha hecho ninguna acción para preservar el bosque. Creada en abril pasado por los descendientes de Caridad de Barraquer y de Borrás, Marquesa de la Bárcena y la propietaria del bosque, la entidad nace con la voluntad de poner en marcha actuaciones para salvar la fauna y la flora que actualmente se encuentran en peligro. "Queremos trabajar para recuperar este espacio natural tan único, protegerlo y cuidarlo, para que se mantenga tal como era originalmente", afirma Gramunt.
En este sentido, asegura que su voluntad es que continúe abierto al público. "Aunque es una propiedad privada, está abierta y siempre lo estará, pero el uso público es lo que está produciendo estas heridas que deberían recomponerse", lamenta. Por lo cual, el responsable de la fundación ya ha iniciado conversaciones con las administraciones públicas, así como con el tejido económico del territorio para buscar financiación para los futuros proyectos de conservación.
Delimitar el espacio y colocar paneles informativos
Una vez esté terminado el informe de la diagnosis, comenzado en octubre, los responsables del proyecto indican que tienen previsto diseñar actuaciones, conjuntamente con el gobierno español, la Generalitat y el Ayuntamiento de Tarragona, que sean beneficiosas para el paraje natural. Según Soler, más adelante se tendrán que delimitar las zonas de paso, señalizarlas e instalar paneles informativos para concienciar a la ciudadanía de la importancia de preservar este entorno.
"Tenemos que buscar estructuras físicas para que la gente pueda pasar sin dañar la arena; lo más drástico e importante que se tiene que hacer es cortar el impacto de los paseantes, de los usuarios sobre la duna de la Punta de la Creueta", asegura. Asimismo, considera que se deben delimitar los accesos a las calas tanto para incrementar la seguridad de los visitantes, así como para velar por la vegetación.