La transición verde hacia una economía más sostenible y respetuosa con el medio ambiente se ha convertido en una necesidad para combatir el cambio climático, la escasez de recursos y la contaminación. Las empresas se han visto obligadas a dar un giro en sus procesos para sustituir el uso de los combustibles fósiles tradicionales hacia fuentes de energía renovable.
Pero, ¿cómo puede afectar esta transformación al mercado y a la competencia entre las empresas? Un estudio impulsado por un grupo investigador de la URV ha buscado las respuestas a esta cuestión y ha evidenciado la necesidad de una actuación inmediata en las políticas ambientales con el fin de fomentar una transición completa y evitar así la existencia de riesgos ambientales, monopolios de empresas o la ausencia de inversión.
Durante el estudio, que se ha publicado en la revista científica Journal of Cleaner Production, se desarrolló un modelo teórico de competencia en el que se planteaban tres escenarios diferentes que pueden producirse durante la transición verde. En el primero, ninguna empresa haría inversiones en procesos más sostenibles y perpetuarían la producción de productos ambientalmente nocivos.
El segundo escenario plantea una transición parcial, en la que la mitad de las empresas apuesta por la transición verde mientras que la otra mitad mantiene los procesos productivos convencionales. Finalmente, en el tercer escenario, todas las empresas invierten en transición verde y una producción libre de emisiones. Los dos primeros escenarios presentan preocupaciones sobre una posible concentración de mercado y una competencia reducida.
El estudio advierte sobre la urgencia de mitigar los riesgos ambientales y económicos asociados a los equilibrios de los dos primeros escenarios. Dar el paso hacia unos sistemas de producción más sostenibles implica asumir unos elevados costes para la industria, y este es el motivo principal que explicaría que ninguna o la mitad de las empresas apueste por un cambio a procesos sostenibles, según el modelo teórico.
El trabajo también constata que durante el proceso de transición verde es inevitable un aumento de precios. Esto es debido a los cambios necesarios en las prácticas de producción y a los costes asociados a la implementación de tecnologías y materiales más respetuosos con el medio ambiente.
El equipo investigador apunta al hecho de que este escenario agrava este aumento de precios. El motivo es la diferenciación vertical, que implica que el líder verde, que ha hecho la transición, disfruta de una ventaja competitiva porque obtiene una posición de liderazgo como primero al adoptar prácticas beneficiosas para el medio ambiente. A largo plazo, además, el “líder verde” puede perpetuar esta ventaja hacia algún tipo de monopolio o poder del mercado.
El estudio también remarca que, aunque los precios son más altos en el escenario que apuesta porque todas las empresas hacen la transición verde, este es el supuesto que aporta un máximo beneficio global. “En este caso los consumidores están dispuestos a pagar un precio más elevado por productos respetuosos con el medio ambiente, reflejando sus preocupaciones ambientales. A pesar del coste más elevado, la satisfacción ambiental de los consumidores eleva su beneficio general en esta situación”, apunta António Osório, investigador del Departamento de Economía de la URV, que ha liderado la investigación.
En resumen, aunque el aumento de precios es inevitable durante la transición verde, la elección de estrategias empresariales y la respuesta de los consumidores pueden influir significativamente en el beneficio global y, por tanto, en el resultado final de la transición hacia prácticas más sostenibles.
