Mascarillas solidarias para recaudar fondos para los gatitos abandonados

29 de octubre de 2020 a las 20:43h

Fabricar mascarillas para que con su venta se pueda ayudar a los gatos abandonados que hay en una protectora. Esto es lo que hace Tatyana Shaposhnikova, una vecina de Reus, que después de perder a su gata en un atropello el pasado verano y, ante la situación de pandemia que se vive, puso a disposición sus conocimientos en confección para fabricar mascarillas y ayudar al mantenimiento de los animales.

"Este verano conocí por casualidad a Gloria, una voluntaria de una protectora de gatos en el barrio de Sant Pere i Sant Pau de Tarragona y decidí que la ayudaría económicamente. Ella tiene un puestecito los viernes y sábados durante todo el día delante de la tienda de mascotas de las Gavarres y cada semana iba a ayudarla", explica Tatyana.

"Como soy ingeniera textil y sé coser, un día le regalé una mascarilla con dibujos de gatitos hecha por mí, y pensó que era buena idea fabricar para venderlas en el puestecito y así podía ayudar económicamente al mantenimiento de los gatos y a pagar las facturas del veterinario", dice esta ucraniana que vive en Reus desde hace años. Tatyana compra todo el material necesario en las tiendas de Reus y se pasa entre semana cosiendo para poder llevarlas el viernes al puestecito.

"Son mascarillas de doble tela, la de fuera de algodón y dentro hay un tejido especial que filtra un poco, aunque no filtra tanto como una mascarilla médica de las que se compran en las farmacias", reconoce. "Se puede lavar hasta 60 veces sin problemas. Es una mascarilla para que dure más tiempo", añade.

Además, dice que "las gomas también son muy suaves y no molestan en la oreja" y por eso "la gente las compra porque dicen que son muy cómodas". De hecho, asegura que mucha gente que compra una, acaba volviendo a comprar otra diferente, ya que "voy cambiando los dibujos cada semana y que se pueda hacer una colección porque no todas son iguales".

Normalmente siempre hay dibujos con gatitos o perritos, aunque también he hecho algunas de Halloween por ejemplo. Además depende un poco de los gustos, porque hay quien las quiere sólo negras, otras al contrario con colores claros, puntitos o dibujitos", explica.

Tatyana reconoce que todo esto la ha hecho más animalista, ya que hasta ahora desconocía todo el tema de cómo funcionaban las protectoras. "Cuando atropellaron a mi gata, quedé muy tocada y me dijeron que había una protectora en las Gavarres que tenía una gata que se parecía mucho. Fui a verla y la cogí, pero tenía problemas de salud porque la habían maltratado y necesitaba ayuda de un especialista, así que la tuve que devolver. Desde aquel momento decidí ayudar, ya que desconocía todo lo que era el voluntariado y ahora entiendo muchas cosas. Cada vez soy más animalista. Ahora también hemos adoptado una perrita de una protectora de Reus".