Recuperar la memoria histórica y colectiva es uno de los puntos que están a la orden del día y una manera de hacerlo es abriendo y recuperando espacios de esta memoria. En el Camp de Tarragona los refugios antiaéreos tuvieron un papel fundamental –y vital– durante la Guerra Civil debido a los bombardeos que sufrió el territorio. A lo largo de la última década, diversas poblaciones han reconstruido y han abierto al público estos escondites subterráneos para que podamos entender un poco mejor los años oscuros de la Guerra y de la dictadura franquista.
En Valls encontramos el refugio antiaéreo de la plaza del Blat. Actualmente es un espacio de memoria, un equipamiento para conocer parte de la historia de Valls correspondiente al período 1931-1979, de la II República hasta la Transición. Fue construido en 1938 para protegerse de los bombardeos que amenazaban la ciudad. Se empezó a recuperar en 2004 gracias a la iniciativa de la sección de espeleología de la Asociación de alumnos y exalumnos de la Escuela de Trabajo cuando el refugio se encontraba lleno de escombros.
En la Canonja encontramos uno de los refugios que servía para esconder población en medio de Tarragona y Reus, las dos ciudades que sufrieron más ataques de la aviación franquista durante la guerra, después de Barcelona. Además, el municipio está muy cerca del campo de aviación de Reus, lo que propició construir el escondite en una fase muy inicial de la guerra, en 1937. Se encuentra bajo el subsuelo de la plaza de la O y de la calle Ravaleta y cuenta con dos accesos públicos, y como mínimo, que se sepa, uno particular.
Reus contó con más de un centenar de refugios antiaéreos. El que se encuentra situado en la plaza de la Patacada es uno de los más extensos de la ciudad, preveía una capacidad de 2.700 personas. El proyecto inicial consistía en cuatro largas galerías que daban a una serie de galerías interiores, dispuestas transversalmente. Las obras comenzaron el 30 de octubre de 1937 y se alargaron hasta el 20 de agosto de 1938. Finalmente no se pudo completar el proyecto inicial, no se hicieron ni las galerías transversales ni tampoco las salas destinadas a enfermería y servicios. El refugio antiaéreo de la calle Creus de Cambrils es uno de los últimos que se ha abierto al público. El refugio se tuvo que cerrar después de que los problemas de humedad hubieran generado una grave afectación al sistema eléctrico, a las luminarias y, de rechazo, a los mecanismos de las puertas automáticas de acceso. Se construyó en 1938 y es el único de refugio antiaéreo público que se conserva en la población. Tiene una extensión de 90 metros que recorren sobre todo por debajo de la calle Creus, donde se localiza una de sus dos entradas.
Estos espacios, en muchas ocasiones visitables, representan un espacio de memoria que en muchas ocasiones han ido acompañados de itinerarios educativos que recuperan la historia más reciente en las comarcas catalanas.
