El Puerto de Tarragona ha adjudicado las obras de rehabilitación del Reloj del Muelle a la empresa Izer Ingeniería y Economía por un importe de 78.819 euros y un plazo de ejecución previsto de tres meses. El emblemático edificio se encuentra deteriorado por el paso del tiempo y con lesiones de gravedad que hacen necesaria una intervención.
Las obras incluyen diversas acciones:
• Sustitución del marco de madera, vidrio y acabados interiores de las esferas del reloj.
• Reposición de protecciones y pinturas de los elementos metálicos del campanario y la barandilla.
• Sustitución de los elementos encastrados de la estructura interior de la cámara por elementos inoxidables.
• Impermeabilización y repaso de puntos singulares de cubierta e incorporación de una chapa de zinc en cubierta y alero inferior.
• Sustitución de piezas de esquina en el alero, eliminación del collarín metálico y reposición de los revestimientos.
• Reconstrucción de esquinas de la cámara con ladrillo macizo trabado. Incorporación de cerco perimetral de fibra de carbono.
• Sustitución de los perfiles y forjado completo del suelo de la cámara.
• Sustitución de los perfiles interiores de la cámara por perfilería inoxidable.
• Sustitución de las escaleras interiores.
Teniendo en cuenta el alcance de la intervención, se hace necesario también renovar todos los revestimientos exteriores e interiores de la cámara y restaurar los elementos deteriorados del tambor y de las columnas, así como desmontar la maquinaria del reloj y la iluminación interior, que serán actualizados.
Una mezcla de estilos
La Torre-Reloj del Puerto es una obra ecléctica situada en el dique de Levante, proyecto del ingeniero Francisco García de Membrillera y datada en 1922, que está protegida como BCIL (Bien Cultural de Interés Local). Forma parte de la Ruta Patrimonial del Puerto, un recorrido de más de cuatro kilómetros que incluye una docena de elementos portuarios, como grúas, edificios emblemáticos, embarcaciones... El reloj sustituía los toques de trompeta que un trompetero hacía para indicar el inicio y el final de la jornada laboral. La construcción del reloj se le atribuye a Josep Rigau Marot, que fue homenajeado por la Autoridad Portuaria de Tarragona en 1992 con motivo del centenario de su nacimiento y como reconocimiento a la tarea de mantenimiento del mencionado reloj llevada a cabo a lo largo de los años.
Hablamos de una torre de 15m de altura en forma de templete, de estilo neoclásico, que contiene la cabina del reloj. Está coronada por una estructura de hierro forjado, que recuerda las líneas modernistas, donde están las campanas, la veleta y el pararrayos. La torre tiene un basamento cuadrado de 3,70m de anchura y 0,80m de altura, construida por sillares en el exterior. Se apoya en una base de cuatro columnas de piedra marmórea rojiza, a los lados, y una central, de gran diámetro, con paredes de hormigón que sostiene la coronación del templete y la maquinaria del reloj. Los capiteles de estas columnas son de orden corintio, perfectamente labrados.
El reloj tiene tres esferas de 1,5m de diámetro, que antiguamente tocaban las horas, las medias horas y los cuartos. Dos de las esferas están recubiertas de vidrio y la tercera se recubrió de esmalte sobre cobre para no deslumbrar a los barcos y para que no lo confundieran con el faro. El lugar correspondiente a la cuarta esfera se decoró con un mapamundi. A la cabina del reloj se accedía a través de una escalera marinera de madera situada en la columna central. Como complemento, se colocó el escudo del cuerpo de Obras Públicas sobre un plafón, además de un termómetro, un anemómetro y un pluviómetro, es decir, una pequeña estación meteorológica.
La ubicación y los materiales empleados responden a la normativa de puertos. Las esferas del reloj debían estar dispuestas a 12 metros de altura sobre la rasante del muelle y debía carecer de materiales reflectantes, por lo que se construyó la torre en la andana superior del dique de Levante. Además, de esta manera, tomando como eje la calle de Apodaca, durante años se podía apreciar la hora incluso desde la plaza de los Carros.
La historia
El reloj se construyó para el servicio del personal de marinería de los barcos, estibadores, consignatarios, comerciantes y trabajadores de la Junta de Obras del Puerto. En 1921, se inició el proyecto a petición de las entidades comerciales y obreras de la ciudad a la Junta de Obras. Parece que, inicialmente, este proyecto generó cierta polémica, tal y como refleja el acta de 30 de abril de 1921 del Pleno de la Junta, conservada en el Archivo Histórico del Puerto. En esta acta se declaraba que no era aconsejable la instalación de un reloj de campana en el puerto, considerando que el Ministerio de Fomento no debía intervenir en las cuestiones referentes a patrones y obreros. Aun así, la decisión quedaba a disposición de la Junta de Obras, a pesar de que se ponía en duda si este proyecto era realmente de interés general para el puerto. Finalmente, y en una decisión salomónica, se acordó que los gastos de adquisición del reloj correrían a cargo de las entidades solicitantes y los de construcción de la torre los asumiría la Junta del Puerto.
Así, el 15 de febrero de 1922 se firmaba el "Proyecto de templete y cabina para un reloj de campana en el Dique de Levante". El plazo de ejecución se establecía en tres meses y el presupuesto era de 12.559,06 pesetas (75,5 euros). La inauguración tuvo lugar el Año Nuevo de 1923.
El proyecto fue elogiado ya en su momento, cuando se apuntó, en la memoria, que se trataba de una obra "que ha de prestar buenos servicios a cuantos intervienen en el puerto". De hecho, en el encabezamiento de la memoria del proyecto, se justifica el gasto de la siguiente manera:
"En todos los puertos modernos de algún intensivo tráfico, existen instalados en la zona del puerto, uno o más relojes que prestan excelentes servicios al personal de marinería de los buques, a los obreros dedicados a la carga y descarga, a los consignatarios y comerciantes, y a los empleados dependientes de las Juntas, dedicados a la vigilancia, conservación y explotación."
Después de diversas intervenciones, en 2006 se restauró el templete y se sustituyó la maquinaria del reloj por una digital. Actualmente, la antigua maquinaria restaurada está expuesta en el Museo del Puerto. Ahora, catorce años más tarde, se llevarán a cabo obras de restauración para conservar una de las joyas no solo del patrimonio portuario, sino de la ciudad de Tarragona.
