El Partido de los Socialistas de Cataluña considera urgente que el Ayuntamiento de Tarragona reactive el proyecto de renovación de la flota de autobuses municipales de Tarragona, que ha quedado parada en este mandato. "Este era un compromiso de todos los partidos políticos y el proyecto estaba en marcha, con un compromiso de seis nuevos vehículos anuales", ha recordado la consejera socialista y expresidenta de la Empresa Municipal de Transportes, Begoña Floria, acompañada del también consejero, Mario Soler.
Los únicos autobuses nuevos que se han incorporado a la flota en los últimos meses son los ocho que adquirió el Gobierno Socialista en el anterior mandato, con una inversión de 2 millones de euros. "El compromiso eran seis anuales hasta llegar a 29 nuevos vehículos, con una inversión de 1,5 millones de euros anuales, y ésta ha quedado interrumpida de manera inexplicable y esto afectará gravemente la situación de la flota, que está muy envejecida".
Hay 65 vehículos anteriores a 2008, y 3 anteriores a 2015. A estos, hay que sumar los 3 articulados que se incorporaron en 2019 y los 8 de 12 metros que se han incorporado este año (comprados durante el mandato del PSC). "Es un proceso que se puede interrumpir y que debe permitir un gran ahorro energético porque tienen un impacto ecológico hasta cuarenta veces menor que los antiguos", ha recordado Floria. Para la consejera, Tarragona es una ciudad muy dispersa, con barrios muy alejados de la ciudad "donde el patinete o la bicicleta no son todavía alternativa, por lo tanto hay que tener un sistema de autobuses urbanos modernizado y en condiciones, y es grave que se haya parado todo el proceso que lo debe permitir".
IMPACTO AMBIENTAL
El concejal socialista Mario Soler ha recordado, por su parte, que con los nuevos autobuses, aunque sean diésel, se reduce muchísimo la huella ecológica, porque tienen un impacto casi 40 veces menor, ya que la flota existente es muy vieja y antigua. Hay que tener en cuenta que, según la normativa europea, se ha pasado de un EURO 3, los de la flota anterior, a un EURO 6 B, que es la última generación con un ahorro de emisiones altísimo. "Hablar de hidrógeno, como hace el actual gobierno, es algo interesante, pero ahora mismo imposible de aplicar porque los procesos de homologación para poder comprar nuevos vehículos y construir una estación de suministro que permita que funcionen será un proceso largo de como mínimo tres años o cuatro, sino más" ha dicho Soler. En todo caso, "no es incompatible con continuar la renovación actual porque siempre se deben cambiar vehículos".
