Un incendio que avanza en el Bosque Nacional de Los Ángeles (EE. UU.), al noreste de la ciudad, ha puesto en alerta a las autoridades locales por su proximidad y por la cantidad de contaminación aérea que ha afectado en gran medida la calidad del aire angelino.
El fuego, bautizado como "Bobcat" por el Departamento Forestal y de protección contra incendios de California (Cal Fire), ha quemado más de 16.600 hectáreas, unos 41.200 acres, en la semana que lleva activo, y solo ha sido contenido en un 6%.
Las columnas de humo que surgen de los incendios en la costa oeste están siendo atrapadas en la corriente en chorro atmosférica y transportadas a través de los Estados Unidos, ha informado este martes el Servicio Meteorológico Nacional.
"Las imágenes de satélite de esta mañana muestran humo en el aire moviéndose sobre gran parte del noreste y el Atlántico medio", tuiteó ayer la oficina del servicio meteorológico de Baltimore-Washington.
La oficina ha explicado que este humo "está oscureciendo el sol y mantendrá las temperaturas unos grados más frías hoy de lo que se observaría si el humo no estuviera presente".
De hecho, esta semana se han reportado condiciones de humo y neblina en Nueva York, Boston e incluso Maine. En las últimas fechas, el humo llegó incluso a Europa, principalmente a los Países Bajos, Alemania y España, según informes de instituciones locales.
Una lengua del humo de los incendios en California pasó el viernes pasado por la península Ibérica, recorrió todo el valle del Ebro desde el Cantábrico hasta la desembocadura en la provincia de Tarragona y, una vez en el Mediterráneo, llegó a las Islas Baleares.