Así sobrevive el último videoclub de Valls: "De alquilar 200 películas un sábado, pasamos a 3 o 4"

Desde hace años, las golosinas son la fuente principal de los ingresos, que complementan con la impresión de fotografías y la venta de lotería

26 de agosto de 2025 a las 09:30h
Actualizado: 26 de agosto de 2025 a las 09:30h

Generaciones de vallenses han crecido con el videoclub Cinerama ya sea para alquilar películas o para comprar golosinas. El negocio abrió hace casi cuarenta años, y después de unos siete años, en 1993 lo adquirió el padre de Jonathan Adrián Ruíz, que es el actual propietario. Así, hace diecisiete años, tomó las riendas del negocio familiar, conjuntamente con su pareja, Montse, y, desde entonces, se han adaptado a los nuevos tiempos. Los cambios de formatos, la piratería, la Covid o el auge de las plataformas, han provocado que el alquiler de películas sea testimonial. De hecho, desde hace años, las golosinas son la fuente principal de los ingresos, que complementan con la impresión de fotografías y la venta de lotería.

"Desde la Covid hasta ahora, las películas se han quedado prácticamente muertas", expresa Adrián en una entrevista en la ACN. Los filmes ya sólo disponen de poco más de una estantería del local cuando años atrás ocupaban toda una pared. "La película ya es más como un mueble o como un cuadro que puedas tener en casa; con algún cliente, que a veces, te coge alguna", asevera Adrián. El responsable del establecimiento explica que hace aproximadamente dos años que su proveedor dejó de enviarles los listados y que ya no han comprado más. "En tres meses de covid, la gente que no sabía lo que era una plataforma lo supo y se puso. De alquilar 100, 150 o 200 películas un sábado, por decir una cifra, pasamos a 3 o 4", lamenta.

Pocos meses antes del inicio de la pandemia entraron en el negocio de la Lotería Nacional, que les ayudó a seguir adelante. Aunque no tienen fecha para hacer cambios en la tienda, Jonathan y Montse tienen pensado reducir el espacio dedicado a los filmes. "Estamos planteándonos reubicar las cosas, para dejar una pequeña estantería en la que haya películas o incluso introducir alguna antigua o alguna nueva, para hacerlo como un recordatorio de lo que era", detalla. Concretamente, quieren mostrar su colección de títulos, entre los que hay sagas como Fast & Furious, Harry Potter, El Gran Torino, Slumdog Millionaire o de Marvel, entre otros. El objetivo es exponerlas y en algún caso alquilarlas a los más nostálgicos

Para Jonathan y su familia, el videoclub ha sido parte de su vida. A pesar de que le sabe mal dejar de alquilar cintas, dice, que lo hace porque ya no es rentable. "Hay una parte de nostalgia, tenía quince años cuando empecé a entrar aquí, siempre te toca, pero tienes que ser realista porque no puedes tirar el dinero", señala. "Como negocio es inviable", cierra.

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