La Sang llega al río: el arzobispo de Tarragona suspende todos los actos de culto en la parroquia de la Purísima Sang de Reus

La Purísima Sang de Reus permanecerá cerrada y los fieles se desplazarán a la Prioral por el conflicto entre el arzobispado y la junta cesada

16 de diciembre de 2025 a las 13:48h

El arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, ha suspendido todo acto de culto, así como cualquier manifestación pública de piedad o devoción, en la parroquia de la Puríssima Sang de Reus, según informa el arzobispado en un comunicado recogido por la agencia Flama.

La suspensión se mantendrá mientras dure la situación irregular provocada por algunos miembros de la Congregación de la Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de Reus, que no la representan legítimamente. A partir de ahora los actos de culto y las actividades pastorales de esta parroquia se trasladan temporalmente a la iglesia y a los locales de la Prioral de Sant Pere de Reus.

CESE DE LA JUNTA DE GOBIERNO

El mismo arzobispo cesó a la Junta de Gobierno de la Real Congregación de la Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de Reus el pasado 23 de octubre de 2025 para resolver un conflicto institucional y restaurar la normalidad dentro de la entidad religiosa reusense.

Todo comenzó con la ruptura de la anterior junta con el resto de entidades religiosas, ya que decidió que la Congregación abandonara la Agrupación de Asociaciones y Cofradías de Semana Santa de Reus, un quiebre que fue visto como un “despropósito” y que generó una crisis entre la entidad y el Arzobispado.

Tras esta ruptura, algunos miembros de la junta cerraron el templo e impidieron la celebración de cultos, cambiando la cerradura de la iglesia, hecho que según destacó el arzobispado en una pastoral del vicario general, Santi Soro, que se leyó en todas las iglesias del arzobispado, vulneraba el derecho de los fieles a recibir el culto y la libertad religiosa y tildaba de «hecho gravísimo» este cierre.

Para restablecer la normalidad pastoral e institucional, el arzobispo cesaba la Junta de Gobierno y nombraba un comisario delegado, en la figura del abogado Javier Balañá de Eguía para restablecer relaciones con las cofradías, actualizar los estatutos según la normativa diocesana y preparar elecciones para una nueva junta legítima, así como garantizar que la entidad pueda funcionar dentro del marco canónico y comunitario.

Ahora, los fieles que asistían a la parroquia de la Purísima Sangre, cerrada a cal y canto desde hace casi dos meses «sin ni avisar al rector», tendrán que ir, si no lo hacían ya, a la Prioral, después de fracasar todos los intentos de reapertura por parte del arzobispado.