En el marco de la celebración del Año de la Región Gastronómica de Cataluña, la Ruta del Cister se reivindica como uno de los territorios clave para entender la riqueza y la diversidad del patrimonio culinario catalán. Con una combinación única de paisaje, historia y producto local, las comarcas del Alt Camp, la Conca de Barberà y el Urgell se convierten en una auténtica despensa a cielo abierto donde la gastronomía se vive con pasión e identidad.
Los productos autóctonos, como los vinos con seis Denominaciones de Origen, los calçots y el turrón con IGP, el aceite de oliva virgen extra, el chocolate, los embutidos tradicionales, la trufa, las cocas de recapte, los frutos secos y los productos con algarroba, la miel, los carquinyolis,... son sólo algunos ejemplos del tesoro culinario que ofrece La Ruta del Cister. Productos de proximidad y de alta calidad que no sólo forman parte de la dieta mediterránea, sino que también explican la historia, la cultura y el saber hacer de una tierra arraigada a su tradición agrícola y monástica.
Con el objetivo de poner en valor este patrimonio y apoyar el Año de la Región Mundial de la Gastronomía de Cataluña, los tres Consejos Comarcales de la Ruta del Cister; el Alt Camp, la Conca de Barberà y el Urgell, han editado conjuntamente un mapa enogastronómico del territorio. Esta herramienta permite a los visitantes descubrir fácilmente los productos, los productores locales, bodegas, restaurantes, alojamiento y recoge los eventos y fiestas gastronómicas que tienen lugar a lo largo del año, convirtiéndose en una guía imprescindible para los amantes de la buena comida y del turismo responsable.
Este 2025, el Año de la Región Gastronómica pone el foco en el valor del producto local y sostenible, y en la necesidad de reforzar el enoturismo, el agroturismo y la cocina de territorio como motores de desarrollo rural. En este sentido, la Ruta del Cister es un ejemplo vivo de cómo la gastronomía puede actuar como eje vertebrador del turismo cultural y sostenible.
Además, los monasterios de Santes Creus, Poblet y Vallbona de les Monges, auténticos emblemas del Cister, no sólo son testimonio de la riqueza espiritual y arquitectónica de la zona, sino que también han sido históricamente espacios de preservación del saber culinario, de cultivo y transformación de alimentos. Este legado, hoy reinterpretado por jóvenes cocineros, productores y artesanos locales, se pone en valor en ferias, mercados, jornadas y experiencias enogastronómicas que invitan a descubrir el territorio con los cinco sentidos.
Con este empuje, la Ruta del Cister reafirma su compromiso con la cocina de proximidad, la sostenibilidad, la innovación y la divulgación de la cultura gastronómica catalana. Una oportunidad única para posicionarse como destino de referencia dentro y fuera del país.
Puede encontrar el mapa enogastronómico en la sede de los Consejos Comarcales del Alt Camp, la Conca de Barberà y del Urgell y también en las oficinas de turismo de estas tres comarcas.