Miquel Fernández Barros es un diseñador de software reusense, aunque nació en Barcelona, que desde hace cuatro años vive en Oklahoma (Estados Unidos). Él es uno de los 43.000 voluntarios que participan en el ensayo clínico de la vacuna de Pfizer y este sábado ha explicado su experiencia en una entrevista en el programa Via Lliure de RAC1.
Se decidió a apuntarse voluntariamente para hacerse las pruebas en un laboratorio local después de ver una campaña de publicidad por televisión e internet. "Dura un total de 26 meses, con seis o siete visitas", explica. «En la primera visita te inyectan la primera dosis, además te hacen la prueba PCR; la segunda visita es la segunda dosis, también te hacen la prueba y durante la tercera visita te hacen una analítica, para saber si has desarrollado anticuerpos o no", relata.
"Al día siguiente de la primera dosis tenía síntomas como si tuviera la gripe, tuve fiebre, dolor general, malestar, cansancio… y me duraron unas cinco horas", ha explicado en la entrevista en RAC1. "La segunda dosis ya me dijeron que sería más intensa y, efectivamente, el mismo día tuve mucho más malestar, mucho más dolor, estaba fatal, como si hubiera cogido una gripe muy fuerte. Los efectos me duraron aquella noche y al día siguiente".
Miquel Fernández ha apuntado que "no sé si tengo o no, no te informan sobre eso y tampoco sabes qué es lo que te han inyectado realmente, si es la vacuna en sí o un placebo". "Yo cada semana tengo que reportar si tengo síntomas; tenemos un diario electrónico, una app en el móvil que tenemos que rellenar semanalmente. Simplemente contestas si tienes síntomas de Covid-19 y ya está, eso es todo, no hay ningún otro seguimiento siempre que no reportes síntomas".
