Resuelto el caso de la muerte violenta de un hombre que desapareció en Reus hace veinte años

Los restos óseos del cuerpo se encontraron en 2021 enterrados y cubiertos con plástico en una finca rústica de Riudecols

20 de junio de 2025 a las 09:32h

Agentes de la Policía de la Generalitat - Mossos d’Esquadra de la DIC Tarragona conjuntamente con la Policía Nacional han resuelto la muerte violenta de un hombre que desapareció en Reus (Baix Camp) el 6 de septiembre de 2004. La resolución de este crimen llega tres meses antes de que el caso hubiera prescrito y ha supuesto la detención de una mujer y la identificación de un segundo autor del crimen, muerto por causas naturales en 2022.

La investigación se inició en septiembre de 2004 cuando una mujer denunció en dependencias policiales de la Policía Nacional la desaparición de su hermano en Reus (Baix Camp). Desde el 3 de septiembre del mismo año no tenía noticias suyas, aunque se habían observado signos de una salida precipitada de su domicilio.

Los autores del crimen simularon una ausencia voluntaria, haciendo desaparecer el vehículo habitual de la víctima, estacionándolo cerca de la estación de tren de Tarragona. Posteriormente, hicieron llamadas a sus teléfonos móviles haciéndose pasar por testigos de su supuesta localización, dando pistas falsas para hacer creer que se encontraba voluntariamente en Francia. En una primera fase, la investigación la llevó a cabo la Policía Nacional sin que se pudiera localizar a la persona desaparecida.

En 2021, se localizó el cuerpo de un hombre enterrado en una zona rústica de Riudecols, cubierto con una manta y una lona, y atado con unas eslingas. Los Mossos d’Esquadra iniciaron una investigación para determinar las causas de la muerte violenta e identificar y localizar a los presuntos autores. El análisis forense que se realizó al cuerpo no permitió identificar a la víctima en aquel momento y tampoco se encontró ninguna coincidencia de perfiles genéticos.

La investigación da un giro radical gracias a nueva información

Tres años después de este hallazgo, la investigación dio un giro radical cuando la hermana de la víctima, el pasado 20 de febrero se dirigió a una comisaría de los Mossos d’Esquadra para explicar que un conocido de su hermano, desaparecido hacía casi veinte años, había revelado a un familiar los nombres de las personas que lo habían matado. En el marco de esta declaración, la mujer dio detalles a los investigadores de los Mossos d’Esquadra que años atrás había denunciado su desaparición a la Policía Nacional.

Una vez exhumados los restos, se observaron signos evidentes de criminalidad. A pesar de ello, no se pudo identificar el cadáver por falta de muestras de ADN para hacer una comparación con personas desaparecidas. No fue hasta 2024, con la actualización de las bases de datos del Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES), que la Brigada de Policía Judicial de Reus localizó a los familiares de la víctima para obtener su perfil genético y compararlo con los restos óseos no identificados.

El caso se reactiva cuando estaba a punto de prescribir

Una vez detectada la coincidencia genética entre los restos encontrados y los familiares, y gracias a las declaraciones de estos y de testigos, se constituyó un Equipo Conjunto de Investigación (ECI) formado por investigadores de la Policía Nacional y de los Mossos d’Esquadra. Ante los indicios de criminalidad, el caso se reabrió, ya que estaba a punto de prescribir.

Con esta información y fruto de la coordinación policial, la Policía Nacional introdujo el perfil genético de la hija de la víctima en la base de datos policiales, lo que provocó que saltara la coincidencia de perfiles entre la persona desaparecida en Reus y los restos localizados en 2021 en Riudecols, motivo por el cual los dos cuerpos policiales constituyeron un Equipo Conjunto de Investigación.

Las pruebas recogidas y las declaraciones del entorno llevaron a una nueva línea de investigación: la expareja sentimental de la víctima, junto con su actual pareja, lo engañaron para llevarlo a una masía aislada con el objetivo de asesinarlo con un arma blanca, para quedarse con la empresa de extintores que regentaba. Una vez cometido el homicidio, envolvieron el cuerpo con ropa de cama y lo trasladaron a una zona boscosa cercana, donde lo enterraron.

La finca donde vivían entonces los presuntos autores se encontraba a tan solo 700 metros del lugar donde se encontraron los restos. Por eso, la Comisaría General de Policía Científica de la Policía Nacional hizo una inspección técnico-policial en el lugar donde presuntamente se produjeron los hechos.

Un equipo multidisciplinar desplazado desde Madrid, formado por especialistas en inspecciones oculares y antropología forense, recogió indicios que se trasladaron a los laboratorios de ADN. Gracias a un segundo análisis con medios más avanzados, se detectaron lesiones en el húmero y en dos costillas compatibles con arma blanca, que coincidían con los cortes en la ropa. Esto a pesar del mal estado de los restos óseos debido al paso del tiempo y a las condiciones ambientales.

La investigación ha permitido finalmente determinar cómo se produjo la muerte e identificar a los presuntos autores materiales, procediendo a la detención y puesta a disposición judicial. La resolución del caso llega pocos meses antes de su prescripción a los 20 años y ha comportado el ingreso en prisión provisional de la detenida a la espera de juicio.

  
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