El parque de Sant Jordi tendrá un gran espacio de juego infantil en forma de laberinto

30 de marzo de 2021 a las 13:11h

El Ayuntamiento de Reus instalará en el parque de Sant Jordi un nuevo elemento de juego infantil que quiere ser de referencia para el conjunto de la ciudad y reforzar el carácter excepcional del parque como espacio de juego. Será un laberinto, un elemento singular, el primero de sus características que habrá en Reus. El nuevo elemento de juego, fruto de la aportación de la ciudadanía a los Presupuestos Participativos, debe mejorar la jugabilidad del espacio y a la vez hacerlo más integrador. Se ha diseñado como un juego inclusivo tanto en rango de edad como en diversidad funcional. La propuesta fue presentada a los participativos por Alejandro Rebollo Punyed.

El proyecto, gestionado por las Brigadas Municipales y encargado al equipo de arquitectos Anna Castellà y Alberto Espinosa, se divide en dos fases. La primera, con un presupuesto de 26.731,63 euros, responde a la propuesta elegida en el marco de los Presupuestos Participativos 2019, e incluye la instalación del laberinto. La segunda fase, actualmente sin calendario, tiene un presupuesto de 32.020,35 euros y prevé la ampliación del juego y actuaciones complementarias.

El nuevo juego se instalará en un área de unos 780m2 situada en el extremo noreste del parque de Sant Jordi, garantizando su relación con el entorno. El juego no solo invita a completar el recorrido. A lo largo del itinerario aparecen elementos geométricos singulares que dan carácter y se convierten en pequeñas metas que estimulan el reto de llegar hasta ellas y hasta el final.

El diseño del laberinto busca una experiencia compartida entre usuarios; y debe ser atractivo para todas las edades, incluidos adultos y personas mayores, que pueden ser partícipes del reto que genera. El paso entre los diferentes espacios se hace a través de pórticos de 2,25m de altura, que permiten a los adultos participar del juego. Igualmente, la altura del laberinto, de 1,5m, permite un control visual de los adultos.

El laberinto configura un gran espacio controlado por los adultos y a la vez caótico para los niños. Está diseñado con una malla permeable visualmente, que permite el control de ubicación sin alterar el reto del propio juego.

Además, es un juego libre de barreras físicas, ni topográficas, ni visuales, permitiendo que las personas con diversidad funcional lo disfruten en condiciones de igualdad e inclusividad. El diseño tiene en cuenta su relación con el entorno y los problemas que podría derivar como puntos ciegos, rincones o iluminación. Su permeabilidad visual y la altura ayudan a combatir estos problemas.