La concejala de Participación, Buen Gobierno y Servicios Generales, Montserrat Flores; y el concejal de Desarrollo Urbano y Vía Pública, Hipòlit Monseny, han asistido este jueves, 31 de marzo, al estreno del nuevo gran espacio de juego infantil en forma de laberinto del parque de Sant Jordi. Una actuación fruto de los presupuestos participativos. Alejandro Rebollo Punyed, la persona que propuso el proyecto, también ha asistido al estreno.
El nuevo elemento de juego infantil quiere ser un referente para el conjunto de la ciudad y reforzar el carácter excepcional del parque de Sant Jordi como espacio de juego. Tiene forma de laberinto, el primero de sus características en Reus, y debe mejorar la jugabilidad del espacio y al mismo tiempo hacerlo más integrador. Se ha diseñado como un juego inclusivo tanto en rango de edad como en diversidad funcional.
El proyecto, gestionado por las Brigadas Municipales y encargado al equipo de arquitectos Anna Castellà y Alberto Espinosa, ha tenido un costo de 24.058,47 euros, más trabajos adicionales realizados por las propias Brigadas. Se ha instalado en un área de unos 780m2 situada en el extremo noreste del parque de Sant Jordi, garantizando su relación con el entorno. El juego no solo invita a completar el recorrido; a lo largo del itinerario aparecen elementos geométricos singulares que dan carácter y se convierten en pequeñas metas que estimulan el reto de llegar hasta ellas y hasta el final.
El diseño del laberinto busca una experiencia compartida entre usuarios; y debe ser atractivo para todas las edades, incluidos adultos y personas mayores, que pueden ser partícipes del reto que genera. El paso entre los diferentes espacios se hace a través de pórticos de 2,25m de altura, que permiten a los adultos participar del juego. Igualmente, la altura del laberinto, de 1,5m, permite un control visual de los adultos.
El laberinto configura un gran espacio controlado por los adultos y al mismo tiempo caótico para los niños. Está diseñado con una malla permeable visualmente, que permite el control de ubicación sin alterar el reto del propio juego.
Además, es un juego libre de barreras físicas, ni topográficas, ni visuales, permitiendo que las personas con diversidad funcional lo disfruten en condiciones de igualdad e inclusividad. El diseño tiene en cuenta su relación con el entorno y los problemas que podrían derivar como puntos ciegos, rincones o iluminación. Su permeabilidad visual y la altura ayudan a combatir estos problemas.