El Museo Nacional Arqueológico de Tarragona (MNAT) ha recuperado una pieza romana sustraída en 1962 y que se había vendido ilícitamente a través de casas de antigüedades. Se trata de un altar de pequeñas dimensiones y mármol blanco dedicado al dios Júpiter que dataría entre el siglo I y II a.C.
Actualmente se encontraba en manos de un ciudadano estadounidense que lo habría comprado en una subasta en Londres en 2010. El operativo policial se inició hace siete años e involucró a unidades de investigación de la policía española, británica, italiana y estadounidense. En cuanto al robo del altar, el delito habría prescrito y se desconoce la autoría. La voluntad del museo es exponer próximamente la pieza, que tiene un alto valor patrimonial.
La policía italiana fue quien dio el primer aviso sobre la existencia de esta pieza, la cual se había anunciado en internet. A partir de ahí, las investigaciones señalaron una casa de subastas británica que había adquirido el altar en 2002 y lo había vendido ocho años más tarde a un ciudadano estadounidense que residía en la capital británica. Aunque los agentes no han detallado el precio al que se adquirió originariamente la pieza, la directora del MNAT, Mònica Borrell, ha señalado que tiene "un alto valor patrimonial".
Después de las gestiones pertinentes, el propietario del altar lo entregó voluntariamente a la embajada española en Londres y posteriormente, ha sido devuelta este jueves a Tarragona en un acto en el que han participado varios miembros de las policías implicadas en la investigación.
Una pieza robada hace seis décadas
La pieza, de doce centímetros de altura y hecha en mármol blanco, tiene una inscripción grabada en agradecimiento al dios Júpiter. Según Borrell, probablemente el altar se encontrara originariamente o bien en una estancia familiar dedicada al culto o en un templo, como ofrenda de un particular. El altar formaba parte del catálogo del museo desde 1880 y ahora volverá a la colección pública. La voluntad del MNAT es reincorporarla al fondo y exponerla para "explicar el valor y la importancia de la gestión del patrimonio".
El robo del altar se produjo hace sesenta años, junto con una segunda pieza de la cual, de momento, no se tiene constancia de dónde podría estar. En la documentación de la época, no constan las circunstancias que rodean el hurto y "se pierde la pista de las piezas". En esta línea, se desconoce quién fue el autor y fuentes policiales han apuntado que el delito habría prescrito. En cuanto al último propietario del altar, no se le ha impuesto ninguna multa.
Más allá de este hallazgo, Borrell ha señalado que una de las problemáticas a las que tienen que hacer frente en la arqueología es que en algunas de las primeras excavaciones no se llegaron a catalogar todas las piezas y por el contrario, acabaron o bien en colecciones privadas o en subastas ilícitas.