Un grupo de propietarios y vecinos de los edificios colindantes al futuro Eje Cívico, del barrio de la Salud de Salou, irrumpieron en la sede del Patronato de Turismo con pancartas, silbatos y gritos contra el alcalde, mientras se celebraba el tradicional pregón de las Noches Doradas, que da inicio a una fiesta veraniega de bienvenida y acogida, que los salouenses ofrecen a los visitantes.
Muchos de los presentes en el acto comentaron con razón que era un "numerito" innecesario e inoportuno si de lo que se trataba era expresar su opinión en contra de la propuesta del Eje Cívico. Sabiendo, como sabemos todos, que el alcalde del municipio, Pere Granados, ya había creado una mesa de trabajo y de diálogo justamente con aquellos mismos que intentaron reventar el mencionado acto institucional, con el fin de poner encima de la mesa ideas y propuestas alternativas que modificarían la propuesta inicial. Por lo tanto, incomprensible y de muy mal gusto, atizar la vía del boicot cuando resta abierta la vía de la propuesta.
Pero lo que dejó estupefacto a todo el mundo aquella noche fue cuando, de repente, los concejales de la oposición encabezados por sus portavoces, los señores Pere Lluís Huguet de C's, Marçal Curto de ERC y Mario García del PP, rompiendo las más elementales normas de educación y de respeto hacia los asistentes (instituciones de fuera de la ciudad y gran parte del tejido asociativo y empresarial del pueblo); y con total desprecio a la solemnidad del acto, se levantan y lo abandonan por sorpresa. Y sorprendentemente también se añaden a los gritos y la rabieta encabezada por el presidente de la Asociación de Vecinos del barrio de la Salud, Rafel Querol, que hace unos años, recordemos, se presentó a las municipales por ICV.
Pero lo que dejó más atónito es la excusa dada por la acostumbrada convergencia de los tres partidos de la oposición, sobre su participación en la "bronca" montada, porque nada tiene que ver con la consigna de la protesta. Por lo tanto, da igual qué movida haya, si esta sirve para sacar la cabeza a "río revuelto", y hacerse notar pensando sacar algún más que dudoso rédito político.
Aquella noche quedó claro que quien pierde las formas, quien convierte la libre expresión en una "regañina" fuera de contexto, pierde toda la razón. También, una vez más, los ciudadanos lamentamos ver cómo algunos políticos utilizan lo que sea para elevarse como falsos defensores de causas mal canalizadas como es el caso. Pero a pesar de todo, ¿podemos extraer algo positivo de los hechos? Pues sencillamente que, quedó demostrado, que en Salou, el "seny" (sentido común) quedó por encima de la "rauxa" (arrebato); y que todo el mundo quedó bien retratado.