La aparición de una especie de cabezón justo encima del Portal de Sant Antoni ha creado controversia en las redes sociales, preguntándose qué hacía allí aquella escultura. El busto gigante es una de las iniciativas del Centro de Artes Contemporáneas de Tarragona, Mèdol, y emite mensajes luminosos en código morse.
El creador del llamado Faro Libertas es el artista Fernando Sánchez Castillo y se encuentra sobre el antiguo paso de ronda de la muralla romana, siendo visible desde el paseo de Sant Antoni. Además, se ha equipado con un emisor de luz que proyecta versos de Federico García Lorca. Los versos son de los poemas ”Ronda de los tres amigos” y “Grito a Roma”, que el poeta granadino consignó en Poeta en Nueva York (1930). Los haces de luz, explica el escultor, “hacen alusión a la analogía simbólica entre el poeta y el faro luminoso que nos guía en la oscuridad del mar”.

El busto de grandes proporciones es la copia de una escultura de época romana. El Negret, el nombre popular con el que se conoce el lampadario (siglo I-II dC) que ha inspirado a Fernando Sánchez, representa a un esclavo nubio y forma parte del fondo del Museo Nacional Arqueológico de Tarragona (MNAT).
Tal y como explica la consejera de Cultura del Ayuntamiento de Tarragona, Sandra Ramos, “la instalación, además de acercarnos el arte y de hacernos reflexionar, conecta el patrimonio romano con la contemporaneidad”.

La acción escultórica se enmarca dentro del ciclo ‘Lo que queda después’, con el que según el director de Mèdol, Vicent Fibla, “se reivindica la capacidad que tiene la intervención artística para ir a encontrar a los y las viandantes y provocar debate en el espacio público”.
El proceso de producción de Faro Libertas ha alineado la visión y la colaboración de diferentes instituciones. El Museo Nacional Arqueológico de Tarragona escaneó el Negret y proporcionó a Sánchez Castillo las medidas exactas en tres dimensiones. La copia resultante se corresponde a un cuerpo de unos siete metros de altura, la misma escala que se utilizó con la estatua sedente que presidía el Templo de Augusto, en la Tárraco de hace casi dos milenios.

De este modo, el escultor quiere hacer justicia y poner simbólicamente al mismo nivel al esclavo y al hombre más poderoso de la Antigüedad. El Negret, dice Sánchez Castillo, simboliza “la voz digna de las personas que trabajan, sufren y sostienen con su esfuerzo y su sudor a los poderosos. Es un homenaje a todos aquellos y aquellas que han servido a la fuerza a los poderosos y a todos los que hoy siguen sufriendo sofisticadas versiones de esclavitud, como la política, la económica o la racial”.
Para Sánchez Castillo, el proyecto plantea “una sinécdoque del poder, la esclavitud, el lujo y la fuerza de las imágenes en el Mediterráneo, y busca la recuperación del poder simbólico de la ciudad de Tarragona como lugar de transformación de la Historia a maneras más conciliadoras y positivas con las libertades de los individuos”.