Pere Virgili (Tria Roda) ha revalidado la victoria en Roda de Berà. En esta ocasión, lo ha hecho con una mayoría absoluta. A pesar de no necesitar pactos, Virgili reconoce que está abierto a acuerdos amplios y marca como prioritarias dos inversiones que quedaron pendientes en el anterior mandato por culpa de los contratiempos: la nueva conexión de agua y la nueva biblioteca. Entrevistamos a Pere Virgili para valorar los resultados del 28M y marcar las necesidades más inmediatas del municipio.
Han conseguido la mayoría absoluta. ¿Cómo valora los resultados?Muy positivamente. Hemos pasado de tener una minoría absoluta o mayoría minoritaria -como nos decían en el Pleno- a una mayoría absoluta, que cada vez es más una rara avis. El municipio ha sufrido un crecimiento exponencial importante en los últimos cuatro años que ha hecho que casi 1.000 personas más pudieran votar y nos hemos salido mejor que nunca desde que soy candidato. En 2015 perdí la mayoría absoluta de Pere Compte y hemos gobernado estas dos legislaturas en minoría. Sin hacer pactos estables (o inestables) en gobierno hemos sacado adelante todos los proyectos que nos hemos propuesto. De hecho, en los últimos cuatro años solo 9 puntos del orden del día no se han aprobado en plenario. Todas eran propuestas de otros grupos. Por lo tanto, ninguna propuesta de gobierno se ha quedado sin aprobar. Esto suponía muchas horas de trabajo, de despacho y de negociación.
¿Cuál es la clave para haber dado el salto definitivo y conseguir la mayoría absoluta?El trabajo del día a día. Tienes que hacer una buena campaña, la hemos hecho; tienes que tener una buena candidatura, la hemos tenido, pero lo que marca es el trabajo del día a día y no dejar nunca de colaborar con el resto. Los ocho años de gobierno en minoría nos han enseñado mucho sobre cómo hacer las cosas. Intentaremos seguir siendo un gobierno abierto que ofrece colaboración con el resto de grupos municipales. Veremos si, por estrategias políticas, hay algún grupo municipal que no opta por esta postura. Nosotros la mantendremos.
El trabajo de calle también es clave. Cuando he hecho alguna formación de discurso político, nos decían que teníamos que intentar que el 80% del trabajo fuera en la calle y el 20% en el despacho. Es muy complicado, pero hemos intentado estar muchas horas escuchando en la calle y en los actos de las entidades. El secreto ha estado aquí. Las legislaturas no son solo las redes sociales.
Comenta que seguirán con la mano tendida a la oposición. ¿Qué cambios puede comportar en la dinámica del Pleno el hecho de que tengan la absoluta?Aún nos falta reunirnos formalmente con todos los cabezas de lista, pero ya lo he dicho en pequeño comité. Ofreceré mantener las presidencias de las comisiones informativas especiales que por ejemplo tenía el PP en el tema del agua o la concejala de ERC en la comisión especial de participación ciudadana. Esta última está haciendo el reglamento para poder tener un organismo de participación ciudadana más moderno. Ahora bien, tendremos menos trabajo a la hora de preparar las ordenanzas y los presupuestos, aunque seguiremos ofreciendo la posibilidad de que se incorporen con pactos. No queremos un gobierno déspota desde la mayoría absoluta, sino abierto a la colaboración con el resto de los grupos.
¿Cuáles son las prioridades a encarar?Poder recuperar las prioridades que teníamos en el mandato anterior y que por el transcurso de estos cuatro años no se han podido sacar adelante. Hay dos inversiones muy importantes para nosotros. La primera, la nueva conexión de agua y el depósito nuevo con el Consorcio de Aguas de Tarragona. Es un proyecto que ya tenemos empastado y que la Diputación nos está redactando el proyecto constructivo, pero que tiene un trámite farragoso. El otro proyecto importante es la construcción de la nueva biblioteca. Lo tenemos resuelto, financiado en un 90% con recursos externos y adjudicada la obra y su dirección. Hemos hecho una parada técnica hasta que pasaran las elecciones. Además, al tratarse de un edificio que se encuentra en el corazón del casco antiguo, hemos propuesto a la constructora empezar las obras en septiembre. Somos un municipio turístico y tenemos las fiestas mayores a finales de agosto. A partir de aquí, emprenderemos más obras de mejora, muy centradas también en el ahorro energético como la instalación de farolas led o placas.
La temporada turística está al caer. ¿Qué previsiones tienen?A pesar de las dificultades, buenas. La falta de arena es un problema desde hace años y hemos ido poniendo parches. No se trata de un problema solo estético, sino porque justo detrás de la playa viven uno de los motores económicos importantes del municipio: los campings. De hecho, en la reunión del martes en Tarragona nos acompañaron las propiedades de los campings. Están preocupados, ya que el turismo centroeuropeo lo primero que pregunta es si hay playa. Sabemos que el cambio climático tiene mucha importancia y quizás tendrá que haber un cambio de paradigma de país, pero no podemos cambiar el modus vivendi de un país de un día para otro.
Parece que entre el martes y el miércoles hemos encontrado una solución que podrá hacer que este verano podamos tener una playa pasable, aunque tendrá que pagar el Ayuntamiento. En principio, antes de finales de junio tendremos aportaciones de arena en la playa. Asimismo, debemos seguir exigiendo al ministerio soluciones definitivas que podrían pasar por la construcción de dos diques. Es un problema que tenemos en la cabecera de la playa larga y Punta d'en Guineu. Por suerte, en las otras nos pasa lo contrario y tenemos demasiada arena.
¿La solución ahora es solo el vertido de arena?Es la única posibilidad que tenemos ahora, pero este año el planteamiento es diferente. Serían vertidos de arena desde un lugar donde se ha creado un banco de arena artificial en la entrada del puerto. Se extraería la arena de allí y se llevaría con draga. De este modo, también molestaríamos menos a los vecinos y a los usuarios de la playa.