La metodología tradicional para la enseñanza de la sintaxis lingüística es cada vez más ineficaz. Así lo apuntan diversos estudios científicos, que han comprobado también que en entornos bilingües como Cataluña, donde se trabaja por partida doble la enseñanza de una lengua, los resultados académicos no mejoran respecto al resto de territorios. Desde hace años se están buscando nuevos enfoques para revertir esta situación y ahora un equipo investigador de la URV ha desarrollado una metodología que, implementada de forma integral, ha demostrado una mejora significativa de los resultados académicos en el estudio de la sintaxis.
“En la mayoría de los casos el catalán y el castellano se imparten de forma separada, sin relacionarse entre sí y sin coordinación ni comunicación entre las personas responsables de su enseñanza”, apunta Antoni Brosa, investigador del grupo de investigación en Lingüística Matemática en el Departamento de Filologías Románicas de la URV, que ha liderado el estudio. “No deberíamos tener miedo, por ejemplo, a hacer comparaciones de oraciones entre diferentes lenguas y reflexionar sobre ellas”, añade.
A partir de este contexto, la investigación ha propuesto una serie de cambios en la enseñanza de la sintaxis en la escuela, diseñados para abordar las deficiencias identificadas en la metodología más tradicional. “Son aspectos que apelan al sentido común, pero que muchas veces no se acaban aplicando. Se hacen solo de forma parcial”, apunta Brosa.
En este protocolo de buenas prácticas, en el que también ha participado la investigadora del mismo grupo de investigación, María José Rodríguez Campillo, se aconseja unificar la terminología sintáctica y los métodos de enseñanza en todos los idiomas impartidos en la escuela para que el alumnado tenga una experiencia de aprendizaje más coherente y cohesionada.“Por ejemplo, consensuar que se utilizará en ambas lenguas la palabra ‘sintagma’ y no otras similares como ‘grupo’, o decidir que el análisis de la oración se hará siempre con cajones”, comenta Campillo.
También se sugiere explicar el contenido gramatical en ambas lenguas de forma simultánea, para fomentar comparaciones constantes entre las estructuras lingüísticas de cada idioma y reforzar su conocimiento a través de conexiones interlingüísticas.
El protocolo también aconseja promover un cambio hacia actividades basadas en competencias, yendo más allá del simple análisis de oraciones. Se pide, así, que se fomenten actividades que requieran justificación, elaboración de oraciones y comparaciones entre lenguas para mejorar la participación activa del alumnado en el proceso de aprendizaje.
Todo este protocolo se aplicó de forma experimental a dos grupos de segundo de ESO de un instituto de secundaria de Cambrils. El alumnado de una de las aulas -el grupo experimental- aplicó, durante todo un trimestre, el protocolo íntegro recomendado por este grupo de investigación. La otra clase -el grupo de control- continuó con la metodología que habitualmente se utiliza en el instituto para enseñar lenguas.
Los resultados académicos, una vez finalizado el trimestre, demostraron una diferencia considerable en las calificaciones de los alumnos. El grupo de control alcanzó una media de 5,43 puntos sobre 10. En cambio, en el grupo experimental, que había aplicado el método propuesto en el estudio, las puntuaciones mostraron una mejora sustancial: un 7,71, hecho que indica una comprensión más sólida de la sintaxis a corto plazo.
Los resultados obtenidos sugieren que la nueva metodología fue más efectiva para mejorar la comprensión sintáctica del alumnado en comparación a la metodología tradicional. Los beneficios de esta nueva metodología se observaron de manera uniforme entre chicos y chicas, sin que influyera la lengua que hablaban en casa y también sin variaciones entre aquellos perfiles más humanísticos o más científicos.
“Los resultados confirman que los cambios que proponemos en nuestro modelo funcionan, pero hay que analizar su evolución con el tiempo para observar si los beneficios se mantienen a largo plazo”, apunta el investigador, quien también señala la importancia de enfocar desde un punto de vista más innovador y consensuado entre el profesorado la enseñanza de idiomas, para obtener un aprendizaje más efectivo e integrado.
Ahora, el siguiente paso es ver si este protocolo mantiene su incidencia en la enseñanza a largo plazo, no solo en lo que respecta al conocimiento sintáctico, sino también a otros aspectos gramaticales donde la sintaxis incide.
