La URV ha nombrado hoy doctora honoris causa a la escritora Olga Xirinacs en un acto con una triple intención de reparación: reconocer la aportación en el ámbito literario y de las humanidades de una persona que ha creado un universo complejo en su prolífica trayectoria; equilibrar la balanza de hombres y mujeres honoris causa por la URV con una mujer que ha reivindicado un espacio social de reconocimiento de las autoras y de la literatura del sur, y rendirle un homenaje desde el territorio que ha transformado en palabras en su obra.
El Sant Jordi, el Josep Pla, el Ramon Llull, el Carles Riba, el Jaume Fuster y la Creu de Sant Jordi son solo algunos de los premios y reconocimientos que avalan la trayectoria de Olga Xirinacs, y la poesía, la novela, el ensayo, la literatura memorialística, la narrativa infantil y juvenil, algunos de los géneros que ha cultivado desde que empezó a escribir poesía a inicios de la década de los 70. Sus primeros libros son de los años 80, momento en que “ya había adquirido una voz propia muy definida que ha marcado su estilo”, ha apuntado hoy en la alabanza Montse Palau, profesora del Departamento de Filología Catalana que ha apadrinado a la nueva doctora, nacida en Tarragona en 1936.
Esta madurez le ha permitido explorar a través del juego literario la realidad relativa y poliédrica, mezclar vida y literatura, imaginación y magia, creando mundos para los lectores y aportando, a la vez, reflexiones profundas. El don para escribir y el oficio le han permitido “hablar de la trivialidad o frivolidad hasta cuestiones filosóficas de alto vuelo”, ha explicado Palau. Y ha señalado cómo la música (Xirinacs es profesora de piano) está presente en sus libros: “podemos oír conciertos en el fondo del mar, pavanas para tiburones o labios que danzan con las palabras al son de la música interna de sentimientos y recuerdos”. También el mar está presente; el mar que ve desde la casa familiar, que es origen y punto de retorno.
Xirinacs ofrece a la Universidad su universo
Olga Xirinacs ha querido regalar este universo en un discurso que empezó a idear sentada bajo un cielo de perseidas de Mont-ral, donde -ha dicho- identificó el Starlink. Como este satélite del magnate americano Elon Musk, que quiere llevar la conectividad a los lugares más remotos, Xirinacs ha conectado a los numerosos asistentes al acto con los orígenes de su literatura y les ha hecho viajar por el tiempo y el espacio hasta llegar a una reflexión sobre el mismo paso del tiempo.
Xirinacs nació dos meses antes de estallar la Guerra Civil Española y más tarde viviría, a través de las publicaciones que llegarían a casa por la amistad de su abuelo con el cónsul de la RAF en Tarragona, la Segunda Guerra Mundial. De aquí Una bomba en el jardín, alrededor de la cual crecieron ella y los hermanos y que da nombre a uno de los últimos poemarios publicados.
La familia fue determinante a la hora de cultivar los intereses por la literatura, la música y la pintura. “La madre fue la primera en hablarme del mago Merlín y de aquel mundo artúrico”, el padre y el abuelo contaban con una biblioteca inacabable que le dio acceso a Juan de la Cruz, Dickens y los autores rusos, los abuelos le inculcaron el gusto por la música y de aquí sale su profesión (profesora de piano), que combina con su vocación, de escritora, pero también la sensibilidad por la pintura, que Xirinacs ha cultivado.
La escritora tarraconense también ha hecho un lugar para la reivindicación. La revindicación de la lengua: “Sufrimos un genocidio lingüístico hasta que se pudo introducir en la escuela. Tampoco sabíamos la historia. Que por muchos años la URV sea depositaria y difusora de la verdad de nuestro país”. Y la reivindicación de la literatura escrita desde fuera de los centros de poder y culturales: por un lado, ha querido dejar constancia de “la frontera literaria entre el norte y el sur del país, un hecho conocido por todo el mundo, pero que nadie enmienda” y, por otro, ha enviado un mensaje a las que considera “nuevas generaciones de literatos ignorantes y analfabetos”, que “dicen que los catalanes no somos universales. ¡Que ningún ignorante nos niegue la vida!”
En este trayecto que ha arrancado en la alfombra persa de la casa familiar, donde Xirinacs construyó la riqueza de su mundo literario, la escritora ha regresado al presente de los 87 años: “En poco tiempo se han apagado luces de salones que ahora brillan lejos. Tu mundo desaparece y se dispersa a una velocidad que no puedes seguir. Se ha completado un ciclo de vida que empieza con una bomba en el jardín y una alfombra en casa de los abuelos.”
Es en este contexto que ha afirmado que el doctorado por causa de honor es ahora “un refugio” en la soledad, “la aceptación entre vosotros -la comunidad universitaria”. “Con este acto de sentido profundo, queda concentrado, y espero recordado, mi paso por Tarragona, que culmina en este universo de sabiduría que es la Universidad”, ha concluido.
Un día de luto y de danza
Como signo de la acogida de la nueva doctora honoris causa a la comunidad científica de la URV, el rector, Josep Pallarès, le ha entregado a Olga Xirinacs el título que acredita la más alta distinción de la Universidad, la medalla y el birrete, así como los atributos que acompañan la distinción: el libro de la ciencia y la sabiduría, el anillo que se entregaba como emblema del privilegio de sellar los dictámenes de la ciencia y la profesión, y los guantes blancos.
Pallarès, como Palau, ha recordado la colaboración de Olga Xirinacs con la Facultad de Letras de la URV, desde el primer Congreso de Mujeres y Literatura en el año 94 hasta este mismo noviembre, junto con la Asociación de Profesionales y Estudiosos en Lengua y Literatura Catalanas, en la Ruta literaria Olga Xirinacs.
El rector ha calificado a Xirinacs de “donassa”, en una de las acepciones que recientemente ha aceptado el Institut d’Estudis Catalans y que llena el vacío existente para el femenino de la palabra homenot: “mujer, sobre todo de la época contemporánea, significada por su aportación intelectual, artística o cívica”. Pallarès ha destacado de Xirinacs que ha hecho “una literatura localmente comprometida y competitiva a nivel internacional”. Ha sido traducida a varios idiomas. No obstante, “desde el territorio no basta con ser buenos, lo tenemos que demostrar”.
Carme Mas, miembro del Consejo Social de la URV en representación del Parlamento de Cataluña, ha explicado que hoy es para Xirinacs un “día de luto y de danza”, por la pérdida del compañero de vida y del hermano y a la vez por la acogida que es el doctorado. Mas ha destacado de la escritora tarraconense que “su voluntad de escribir ha sido imparable” y también ha resaltado la generosidad, “porque ha dedicado su tiempo a la defensa de nuestra lengua y nuestra cultura.” Por eso le ha deseado que por muchos años pueda cultivar sus “personales starlinks“.