La Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña (FCAC) prevé una buena cosecha de almendras, con un incremento del 26% en relación con la campaña anterior. La previsión es de unas 4.579 toneladas en grano frente a las 3.635 de la cosecha 2016/17, y se sitúa un 30% por encima de la media de los últimos 6 años. Por comarcas, en Lleida el incremento se elevaría hasta el 29%, llegando a las 2.392 toneladas en grano frente a las 1.855 toneladas de la campaña anterior. En Tarragona, se prevé un incremento de la cosecha del 23% hasta las 2.187 toneladas en grano, por encima de las 1.780 toneladas del año pasado. En cuanto a la superficie productiva, la regresión del secano por abandono se está compensando con la irrupción de nuevas plantaciones en regadío, principalmente en Lleida, provocada por las buenas perspectivas de mercado ante la creciente demanda del consumo a nivel mundial.
Roger Palau, responsable de fruta seca de la FCAC, argumenta que ''en Cataluña, la primavera ha sido más benigna a nivel de precipitaciones que en el resto del Estado. Las lluvias abundantes en el mes de marzo, unidas al hecho de que no se hayan producido heladas significativas y a las temperaturas adecuadas del invierno y la primavera, explican las buenas previsiones''. En concreto, la superficie productiva de almendra se sitúa en 36.610 hectáreas, un 1,4% más que el año anterior cuando era de 36.106. Del total, 16.724 hectáreas corresponden a las comarcas de Lleida (incremento del 2,2%) y 19.886 hectáreas a las de Tarragona (incremento del 0,8%). En el conjunto de Cataluña, la superficie de regadío en almendro ya ocupa unas 5.500 hectáreas. A pesar de todo, las nuevas plantaciones de regadío no son la causa principal del aumento de producción esta campaña. Hay que tener en cuenta que la nueva superficie – que tendrá unos rendimientos sensiblemente superiores – todavía tiene poco peso en el conjunto porque está en fase de entrada en producción. En cuanto al cultivo del algarrobo, se estima una caída drástica de la producción. Se prevé una cosecha de 11.000 toneladas frente a las 17.500 toneladas de la campaña anterior (un 37% menos). Los motivos del descenso se derivan de un verano muy seco y caluroso que provocó una floración tardía, además de las condiciones favorables a la aparición de hongos durante el invierno.
