El presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Tarragona (COFT), Joaquim Nolla, alerta en una entrevista a La Ciutat sobre la venta de medicinas por Internet. Ahora mismo las inquietudes de los colegiados ya no se encuentran tanto en los impagos de la Generalitat sino en cómo afrontar los cambios sociales y de hábitos de consumo, así como de qué papel deben tener los profesionales en nuevos escenarios.
¿Qué balance hace de lo que llevan de mandato? - Ya es el segundo mandato, desde 2012 y en 2016 renovamos. Estamos en una época de cambios constantes, no tan solo en la profesión farmacéutica sino también a nivel de país. Lo que sí intentamos es adaptarnos para seguir siendo unos profesionales sanitarios imprescindibles para todas aquellas actividades que consideramos que son básicas. Que pase por la formación continuada de nuestros colegiados. Somos 855 colegiados, sí que hay 339 oficinas de farmacia, es la parte más visible de nuestra profesión, pero hay muchos que trabajan en industria, distribución, ópticas, ortopedias, enseñanza... El 90% de la población de Tarragona tiene una farmacia a la que puede acceder caminando, con horarios amplísimos, muy bien valorado... Debemos ser básicos en la detección y prevención de enfermedades, evidentemente, somos el espacio sanitario más cercano a la población. El 30% de la gente que entra en una farmacia no sale con un producto, sale con un consejo. Y, aparte, a todos los que se dispensan un medicamento, dar todos aquellos consejos farmacológicos que son necesarios.
¿Cuáles son las inquietudes que trasladan los colegiados? - Son en todos los sentidos. En las nuevas herramientas tecnológicas que tenemos al alcance, se han hecho campañas por los profesionales. Medicamentos en Internet es algo que está súper-regulado, el 30% de los medicamentos que hay a nivel mundial son falsificados, es decir, no contienen lo que dice, el principio activo, las características, la dosis controlada, etc. Es una problemática el acceso que tenemos al medicamento, debe estar regulado, dispensado por un profesional, continuamente debemos estar controlando páginas de venta de medicamentos. Llevamos dos-tres años después de la crisis que hay una estabilidad en el pago, lo que habíamos pedido nosotros era tener una certeza de pago. En el momento de la crisis más fuerte estuvimos soportando buena parte de los medicamentos que se dispensaban en un año a nivel de Cataluña. No te pagaban pero no sabías cuándo cobrarías aquellos medicamentos. Ahora esta sensación de peligro no la tenemos, aunque durante aquel tiempo gracias a la profesionalidad del farmacéutico ninguna persona de Cataluña se quedó sin su medicación. Ahora debemos saber quién será nuestro consejero, qué políticas sacará adelante, todos estos temas están un poco paralizados.
Por lo que respecta a Internet, ¿cuál es la situación ahora mismo? - Por Internet todo lo que es parafarmacia se puede hacer; medicamentos de mostrador, del OTC, no todas las farmacias lo pueden hacer sino que deben pedir un código europeo de verificación; y todo lo que se escapa de este ámbito crea una preocupación incluso por la seguridad del mismo paciente. Mucha gente pone que le han sobrado pastillas, "si alguien necesita...", lo peor que puede haber es la automedicación. Siempre detrás de un medicamento debe haber una prescripción necesaria, lo que le va bien a uno no tiene por qué irle bien al otro, evidentemente poner el foco en aquella persona. Podemos certificar que los medicamentos son para eso, tienen las dosis adecuadas, etc.
¿Falta modernizar el sistema de distribución de los medicamentos? - Nosotros nos debemos adaptar, inicialmente íbamos con recetas de papel, ahora el 98% de los medicamentos que se recetan son con receta electrónica, da seguridad porque ya se sabe cuántas pastillas le toca a cada uno, en eso ya se está evolucionando. En 2019, en febrero, teóricamente entra en funcionamiento un sistema europeo, el SEVeM, de verificación y señalización del medicamento. Tanto los fabricados de la Unión Europea como los que entran de fuera se vierten dentro de un nodo europeo en el que cada medicamento es individual. Es decir, nosotros hablamos de lotes, pueden ser mil unidades, pero a partir de entonces no, cada medicamento va identificado y cuando se dispensa se da de baja a nivel europeo, o sea que se podrá seguir el movimiento de una caja al instante. Esto también comporta que cuando se retire un medicamento del mercado se pueda bloquear su dispensación para todas las cajas. Esto nos comportará una serie de cambios en las farmacias pero será más seguro de cara al paciente.
¿Le falta o le sobra burocracia al sistema de verificación de medicamentos? Cuando la gente compra medicamentos por Internet es sobre todo por aquellos que no son legales en este país pero sí en otros. - Los que no son legales ya no se deberían vender. A nivel europeo, para vender un medicamento por ejemplo en España se debe hacer en base a la legislación de aquel país. Se tiende a que haya una regularización a nivel de toda Europa, que sea ágil y global, pero evidentemente nos podemos encontrar con un medicamento que allí ya está dado de alta aquí necesita un período de restricción, de pasar más pruebas, etc. Esto pasa por la agencia española del medicamento, que depende de la agencia europea, establece todos los requisitos legales. Pensemos que muchos son de uso hospitalario y no van a farmacias, todo esto es un mundo, evidentemente hay una burocracia pero si funciona bien la burocracia es buena porque da una seguridad. Se debe fijar en qué casos se debe dar, cada persona es un foco, hoy en día se focaliza en una persona.
