Los candidatos del PSC y ERC a la alcaldía de Tarragona, Rubén Viñuales y Pau Ricomà, han marcado distancias ideológicas y de proyecto ante la posibilidad de que ambos se acaben jugando la alcaldía de la ciudad el próximo 28-M. En el debate de candidatos de Tarragona organizado por la ACN, Ricomà ha interpelado al alcaldable de Junts, Jordi Sendra, sobre un posible pacto entre su formación y los socialistas.
"No hay ningún pacto hecho con el PSC", ha respondido Sendra. Los candidatos también han puesto de manifiesto las diferencias de modelo en cuanto a la actividad turística, el acceso a la vivienda y el desarrollo urbanístico. La alcaldable de Cs, Lorena de la Fuente, ha declinado participar en el debate pocas horas antes de celebrarse.

Uno de los bloques principales del debate, que ha tenido lugar en la Sala de actos de la Delegación de los Servicios Territoriales de Cultura de la Generalitat en Tarragona, ha sido la relación de la ciudad con la industria química. En este caso, los candidatos han coincidido en resaltar la necesidad de mejorar y priorizar la seguridad de los trabajadores y los vecinos del entorno. Especialmente, a raíz del accidente de IQOXE en 2020, han destacado aspectos como la necesidad de una información transparente y eficaz a la ciudadanía, propuestas de liderazgo desde el Ayuntamiento y buscar un equilibrio entre externalidades negativas y los beneficios del sector.
Los portavoces de cada una de las formaciones han expuesto su visión de la petroquímica, con conclusiones que se orientan a garantizar puestos de trabajo de calidad. Así, el alcaldable de Junts per Tarragona, ha señalado el valor añadido del municipio como "ciudad universitaria y generadora de talento para concienciar sobre la seguridad".
Por otro lado, el debate en torno al nuevo POUM y la revisión de la red de infraestructuras ha evidenciado las políticas de vivienda social y la importancia de impulsar una serie de ayudas al alquiler para garantizar el acceso a los jóvenes. En cuanto al modelo turístico, PSC y Junts han expuesto que "Tarragona no es Salou ni Barcelona" y, por tanto, debe explorar su propio equilibrio con una oferta patrimonial y cultural de calidad.