Dos pueblos del Priorat sin agua potable a causa de la sequía

14 de diciembre de 2023 a las 17:30h

La Vilella Baixa y la Bisbal de Falset encadenan casi dos meses sin agua potable como consecuencia de la sequía, que ha secado los pozos propios de los municipios y ha dejado bajo mínimos el pantano de Margalef.

Las captaciones del embalse no son de calidad y se pide no beber ni cocinar con agua del grifo. A la espera de que las lluvias de otoño incrementen el nivel del pantano, el Ayuntamiento de la Vilella Baixa distribuye provisionalmente agua envasada a los vecinos.

SOLUCIONES A CORTO PLAZO

En este contexto, administraciones y la ACA estudian acciones como la conexión de redes para garantizar el agua corriente a los pueblos conectados al pantano de Margalef. A medio y largo plazo, el presidente del Consejo Comarcal del Priorat defiende replantear la gestión de los recursos hídricos.

Los poco más de 200 habitantes de la Vilella Baixa, en el Priorat, no pueden consumir el agua del grifo desde finales de agosto. Después de que en primavera se secaran los dos pozos principales que abastecían el municipio, el pantano de Margalef se convirtió en el único recurso hídrico del pueblo.

No es la única localidad que se abastece de este embalse; a la lista se suman Margalef, la Figuera, Cabacés y la Bisbal de Falset. A raíz de la sequía continuada, el nivel del pantano ha bajado hasta el punto de que la calidad de las captaciones se ha visto afectada, dejando sin agua potable a la Vilella Baixa y a la Bisbal de Falset.

Ante esta situación, el consistorio de la Vilella Baixa ha optado por costear el coste de comprar y repartir agua envasada a los vecinos entre una y dos veces por semana. Según ha explicado a la ACN la alcaldesa Marta Camp, se trata de una inversión aproximada de 350 euros por cada compra.

De momento, no se han planteado hasta cuándo podrán asumir este servicio. "Nos estamos dando tiempo a nosotros mismos y también a las administraciones públicas a ver si podemos encontrar alguna solución para el agua potable", ha lamentado Camp.

NEGOCIOS AFECTADOS

El trastorno de no poder cocinar ni beber agua del grifo afecta también a los negocios instalados en el núcleo. Un ejemplo es la carnicería Cal Centro, una empresa familiar de 123 años de historia que no puede elaborar los productos cárnicos ni lavar los utensilios sin agua potable.

La empresa también cuenta con un bar donde el agua también es indispensable en elementos como la máquina de café o la limpieza de vajilla. "No vemos ninguna solución a medio plazo que sea factible para seguir con el negocio, nos planteamos empezar a cogernos las vacaciones pendientes y si es necesario, cerrar temporalmente o cambiar el obrador de pueblo", alerta el trabajador Jordi Sabaté.

La Bisbal de Falset se encuentra en una situación idéntica a la Vilella Baixa, después de que el pozo que suministraba el agua durante todo el año se haya secado y no haya sido posible recuperarlo. En este caso, son los aldeanos quienes compran el agua envasada para consumo propio.

Este escenario, según el alcalde Óscar Vidal, agrava otras problemáticas que sufre el pueblo, como es el caso de la despoblación.

"Si falla la agricultura, que es el negocio que tenemos el 90% de los vecinos, la gente se marcha y no vuelve. A esto le sumamos una carretera mala, con una hora de trayecto hasta la zonade industrias. Si tuviéramos un acceso bueno y con buena comunicación, la gente no se marcharía tanto", ha defendido Vidal.

HORA DE BUSCAR SOLUCIONES

Desde las administraciones superiores ya se han hecho las primeras reuniones para poner sobre la mesa posibles soluciones que resuelvan el problema. Así, el Consejo Comarcal del Priorat ya ha celebrado un encuentro técnico con la Agencia Catalana del Agua para evaluar qué posibilidades existen para garantizar el agua a los pueblos que se abastecen en el pantano de Margalef.

Entre otras medidas, se estudia la desconexión de Margalef, la Bisbal de Falset y Cabacés de este embalse para conectarlos a redes alternativas, como podrían ser el canal Garrigues-sur. Esta es una opción que de momento no se ha podido ejecutar por cuestiones técnicas.

También se ha planteado el alquiler de camiones cisterna para abastecer el agua de boca a los municipios, una medida que de entrada los alcaldes descartan por los elevados costes de alquiler y traslado del equipamiento.

Además, los pueblos pequeños apuntan que no serían capaces de consumir los más de 25.000 litros que se almacenan en estos vehículos en el período de tiempo recomendado por la ACA. En este sentido, desde el Consejo Comarcal apuntan que en un futuro se podría llegar a proponer compartir tanto los costes como el servicio entre diferentes municipios.

"La única solución a la sequía es que llueva", ha remarcado el presidente del ente supramunicipal, Sergi Méndez. La llegada de las lluvias de otoño, según Méndez, facilitarían la regeneración de los acuíferos y el incremento del nivel del pantano de Margalef, hecho que garantizaría el agua potable en todas partes.

A la vez, Méndez insiste en la necesidad de hacer un replanteamiento sobre la gestión de los recursos hídricos del conjunto de la comarca en un contexto de estrés hídrico continuado en el territorio.

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Marc Pascual
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