La Costa Dorada es uno de los destinos más turísticos de todo el territorio catalán y del litoral de España. Salou, Tarragona o Torredembarra son algunos de los municipios más atractivos durante los meses de verano, pero en estos últimos años el precio para alquilar una vivienda se ha disparado. Sin embargo, una de las joyas del Camp de Tarragona se ha convertido en la opción más barata, ofreciendo grandes paisajes, una oferta gastronómica única y una tranquilidad envidiable en esta época del año.
Cambrils se ha consolidado como el municipio más económico para alquilar una vivienda este verano en la Costa Dorada. El precio medio de alquiler en Cambrils ha alcanzado los 10,80 euros por metro cuadrado, mientras que en Tarragona ciudad ya ha alcanzado un récord histórico con 11,30 euros. De esta forma, tal y como ha recogido el Diari Més con los datos del portal inmobiliario Idealista, el alquiler de un piso de unos 80 metros cuadrados en Cambrils tendría un coste medio de unos 864 euros al mes.
Cambrils destaca por su oferta cultural, gastronómica y de ocio
Aunque estos precios pueden parecer 'exagerados' para gran parte de la población, el auge de precios en Cataluña han hecho que Cambrils no sólo sea el municipio más barato de la costa tarraconense, sino que sería uno de los pocos que mantiene sus precios por debajo de la media. Por estos motivos, el paseo marítimo de la localidad del Baix Camp, la oferta cultural que ofrece o la gastronomía local son algunos de los motivos por los cuales se ha convertido en la opción más atractiva y económica de la costa catalana.
Sin embargo, Tarragona aún mantiene precios más competitivos que las provincias de Girona (13,90 €/m²) y Barcelona (20,70 €/m²). Por otro lado, Lleida continúa con el precio por alquiler más bajo con una media de 8,90 euros por metro cuadrado, convirtiéndose en la única provincia que baja de los 9 euros de media. De esta forma, Cambrils afronta el final de este verano con muy buenas previsiones después de consolidarse como el municipio tarraconense con un precio más bajo por metro cuadrado, en una época en la que el territorio catalán ha alcanzado su máximo histórico.