Ayer domingo la piscina de Catllar, situada en el parque de la Torre d'en Guiu, permaneció cerrada, a pesar del intenso calor, porque a la hora de abrirla encontraron excrementos flotando.
Minutos antes de las diez de la mañana, según el Diari de Tarragona, el socorrista detectó restos de excrementos en el agua, alertando de la presencia a los responsables municipales, que, como marca la ley, tuvieron que cerrar las instalaciones hasta que se analice el agua y se confirme que es apta para el baño.
El alcalde de la localidad, Xavier Canadell, declaró que si los análisis salen bien, la piscina podría reabrirse hoy mismo o el martes.
NO ES POR EL RETO VIRAL
Cuando muchas piscinas se están viendo afectadas por el estúpido reto viral de defecar para obligar a cerrarlas, como es el caso de Tárrega y Bellpuig, en Urgell, Almacelles, en Segrià o Camarasa, en Noguera, en el Ayuntamiento de Catllar pensaron que habían sido víctimas.
Pero la comprobación de las cámaras de seguridad dejó patente que ninguna persona se había colado durante la noche en las instalaciones. Los verdaderos culpables fueron los patos del cercano río Gaià, que quisieron disfrutar de un remojón nocturno en la piscina.