Un grupo de familias de Arbolí (Baix Camp) lucha para que el pueblo tenga una escuela. De momento, este curso escolar han inaugurado un espacio autogestionado por ellos mismos donde pueden dejar a los hijos, sin tener que desplazarse a poblaciones más grandes. En Arbolí viven poco más de un centenar de personas.
Lejos de tener una población envejecida, este micropueblo rompe con la dinámica de despoblación. Desde hace unos años, se han establecido varias familias jóvenes con ganas de vivir en un entorno rural y formar una familia. Ante la demanda de un espacio educativo, el Ayuntamiento ha reconvertido un antiguo almacén municipal en un acogedor espacio familiar justo a la entrada del pueblo. Desde Educación hay buena predisposición para llevar adelante el proyecto.
Otto, Ferran, Falcó y Duna. Son los cuatro pequeños que se juntan cada mañana en el espacio familiar 'La Montaña'. Funciona como una guardería más -de martes a jueves en horario de mañana-, montada por los mismos padres. Entre todos pagan a una educadora, que basa la enseñanza en valores vinculados con la naturaleza y el libre movimiento de los niños. Las familias se han constituido como asociación para tener más fuerza a la hora de reclamar servicios comunitarios, como un centro educativo. Hacía tres años que lo reclamaban. El Ayuntamiento, a través de una subvención, invirtió casi 30.000 euros en rehabilitar el antiguo almacén, de unos 85m2, y les cedió el espacio.
Un viejo pupitre en la entrada de la estancia, donde aún se pueden leer nombres grabados de antiguos alumnos, recuerda que Arbolí tuvo escuela décadas atrás. El centro cerró hace ahora cuarenta años. La existencia del centro se hacía inviable por la falta de población. La dinámica, sin embargo, ha cambiado y ahora vuelve a hacerse necesaria. "Queremos reabrir la escuela que había, es la demanda que tenemos ahora mismo y debemos ir hacia aquí, porque estamos experimentando una repoblación, especialmente de gente joven", apunta la alcaldesa de Arbolí, Magda Seriol. Ubicado al suroeste de las montañas de Prades, este municipio tiene un fuerte atractivo para escaladores y excursionistas.
Ocho familias con niños Alba y Josep, padres de Falcó, son escaladores y se enamoraron del territorio. Ahora ya esperan un segundo bebé. "Decidimos llevar a nuestro hijo a este espacio familiar porque le encanta relacionarse con otros niños", explica Alba. Los padres de Ferran, de raíces valencianas, también querían vivir en un entorno rural. "Esta escuelita es un sueño hecho realidad", subraya Blai, padre de Duna. Lleva ocho años en Arbolí, en el pueblo de su abuela, donde se instaló con su esposa "huyendo" de la industria petroquímica. "Años atrás era impensable que Arbolí tuviera un grupo así de familias y niños para llevar adelante un proyecto educativo como este", añade.
Sara y Dani, padres de Otto, tampoco lo pensaron dos veces al regresar al pueblo de la familia. "Nos instalamos en Arbolí hace cuatro años y vimos que aquí había un 'baby boom'", recuerda Sara Wade. En el pueblo se han asentado ocho familias con hijos pequeños. Los que ya son mayores de 3 años van a las escuelas de Cornudella de Montsant o Alforja. Además, también hay muchas parejas jóvenes. La mayoría de estas familias establecidas en el pueblo tienen vínculos familiares, con alguna propiedad. Otros han tenido que buscar un inmueble, ya sea de compra o alquiler. "Y eso es otro problema, la falta de vivienda", añade la alcaldesa.
Buena predisposición de Educación El consistorio mantiene conversaciones con Educación para que el proyecto de una futura escuela pueda ser una realidad en un par de años. "Desde el Departamento hay predisposición y está en estudio", garantiza el director territorial, Jean-Marc Segarra. El objetivo es ampliar el actual edificio, poniendo un módulo anexo al espacio de aparcamiento, al lado del río. De hecho, este espacio familiar ya forma parte de la ZER que integran otras escuelas de municipios del entorno -Cornudella, Poboleda y Ulldemolins-, un pequeño paso para allanar el camino de volver a tener colegio. El proyecto previsto inicialmente en esta finca municipal, de un ámbito total de 450 m2, sin embargo, es costoso. Se eleva a 750.000 euros.