¿Qué elementos debe incorporar un belén? Según la tarraconense Maria Antonia Martorell, presidenta de la Federación Española de Belenistas, el nacimiento es indispensable en los belenes, pero estos pueden contar también con muchas otras escenas e incluso hay corrientes que apuntan que se puede ir siempre más allá en lo que se refiere a las definiciones rígidas.
En el ámbito de los belenes, más concretamente de los belenes vivientes, lo que se escenifica en Castelló -parte del término municipal de L'Hospitalet de l'Infant i Vandellòs- se ha convertido en un símbolo del territorio. El llamado Belén de las Estrellas cuenta con la imagen del nacimiento, pero gran parte de su peso lo toman las múltiples escenas que representan oficios que han perdido fuelle en los últimos años. “Los puristas nos dicen que no es un belén. Creo que no se puede perder la esencia, pero las cosas pueden evolucionar sin perder el norte”, describe Santi Nomen, presidente de l’Associació Masia de Castelló.

En este sentido, Santi explica que el Belén de las Estrellas posee una “idiosincrasia que nos hace diferentes de un belén únicamente bíblico”. Tal y como destaca, el acto es un popurrí entre la cultura popular y los belenes más tradicionales para enseñar a la vez “patrimonio, oficios y vivencias”.
Recuperar el pueblo
Su origen es bastante curioso. En la década de los 90 la gente disfrutaba de Castelló solo en momentos puntuales, hasta que un grupo de jóvenes lo cambió todo. Al calor de las hogueras de Santa Llúcia -festividad local- decidieron revivir el pueblo con un belén viviente. La tarea era complicada, ya que desde los años 50 el pueblo había quedado deshabitado, no había agua corriente ni electricidad, las casas habían quedado derruidas y no se podía ni pasear por las salvajes calles.

“El belén siempre ha ido ligado a la rehabilitación del pueblo, se basa en su recuperación y en la ilusión”, explica Santi, que lleva relacionado al proyecto desde sus inicios. El presidente de la Associació Masia de Castelló relata que su caso fue paradigmático, dado que hicieron el camino a la inversa: “Normalmente, metes dinero y después te pones a hacer algo, pero nosotros hicimos directamente el belén con el objetivo de rehabilitar el pueblo”. Gracias a lo que han ido ganando con esta representación han podido mejorar la imagen de Castelló hasta el punto de tenerlo en un buen estado y, al mismo tiempo, organizar una actividad cultural “arraigada en la provincia”.
El camino, sin embargo, ha supuesto trabajo de mucha gente voluntaria para poder sacarlo adelante. “Al principio íbamos con un grupo electrógeno y los bocadillos de casa para trabajar hasta las 12 de la noche. Cuando oías que el grupo electrógeno empezaba a hacer ruido tenías que ir corriendo para ponerle el gasoil”, recuerda riendo. De aquel grupo de gente quedan poco más de cinco personas. Sin embargo, reivindica que “el proyecto y la finalidad no han cambiado nunca” y que controlan que no se pierda “la esencia con la que nació”.
25 ediciones a las espaldas
Desde la edición de 1998, el pueblo ya ha vivido 25. Un número redondo que les permitió echar una mirada atrás el año pasado y ver hasta qué punto había crecido el proyecto. “El belén de ahora no tiene nada que ver con el de 1998, ha habido un cambio brutal. Hemos ganado mucho en calidad de montaje”, resume Santi. De hecho, también recuerda que antes los pases tenían que ser sí o sí de noche porque la oscuridad tapaba las deficiencias que aún tenía el pueblo. En cambio, ahora que Castelló ya vuelve a dar buena impresión no necesitan este recurso pícaro.

El otro gran cambio ha sido el número de personas que año tras año forman parte del proyecto. De la cincuentena de personas implicadas hace 25 años -una cifra bastante considerable para el contexto- han pasado a las más de 300 que organizan o participan en el belén actualmente.
La suma de los oficios
En el arranque del Belén de las Estrellas, sus organizadores fueron a buscar personas que habían practicado un oficio o que incluso en ese momento aún lo trabajaban. “Fuimos a buscar latoneros del pueblo que dijeron rápidamente que sí, un bastero que hacía 20 años que se había jubilado o una mujer colchonera que aún trabajaba”, describe Santi. A estos les han seguido oficios nuevos que algunas personas propusieron, fruto de la curiosidad. “Si sale alguna idea nueva, la integramos. Por ejemplo, había una chica que quería hacer cirios. Se documentó de cómo funcionaba y le montamos la escena”.

Con el paso del tiempo, se han dado cuenta de que el belén ha acabado convirtiéndose también en una herramienta “didáctica, interactiva y educativa”. Con ella han podido dar a conocer algunos de los oficios que actualmente tienen una presencia mínima. De hecho, Santi apunta que incluso hay profesores que vienen y graban con el móvil algunas de las escenas para después explicar estos viejos oficios en las clases.
El relevo generacional
El relevo generacional en torno a la asociación es vital para mantener estos oficios en el belén. “Muchos de los que empezaron ya no están, pero tuvimos suerte con los sobrinos, nietos e hijos que se engancharon”, afirma Santi. Aparte de aprovechar la curiosidad de los familiares, también relata otros ejemplos como los señores de la era, que enseñaron la profesión a unos chicos que se interesaron y cogieron el relevo.
Aunque tienen un buen número de gente implicada, no todo son flores y violetas. El presidente de la asociación apunta que desde la pandemia han tenido “un poco de bajada” y señala que “la cultura popular está sufriendo una crisis de estabilidad”. Muchos de ellos aprovecharon la pandemia o la celebración de los 25 años para decidir cerrar su etapa en el Belén de las Estrellas y ahora buscan nuevos integrantes. Santi hace un símil con los castillos para explicar la importancia de contar con un buen puñado de personas en el proyecto y hace un llamamiento a las nuevas incorporaciones: “Somos un pueblo pequeño y esto es algo muy grande, necesitas mucha gente. Es como los castillos. Sale y tiene éxito cuando estamos todos apretando”.

De todos modos, la Associació Masia de Castelló remarca que sigue teniendo músculo y apunta que el Belén de las Estrellas tiene aún camino por recorrer. Según explica Santi, el siguiente paso que se quiere dar en el pueblo es darle un uso para mantenerlo vivo todo el año, más allá de las actuaciones que siempre impulsan. “Necesitamos que las administraciones crean en él porque el pueblo ya está arreglado. En los 25 años que nos vienen tenemos que explicar que tenemos un diamante en bruto y meterle usos. Podría ser un laboratorio cultural o algún proyecto rentable ligado al esfuerzo y al trabajo”, anhela. Sin embargo, el belén seguirá siendo una de las principales excusas para visitar el pueblo cada diciembre.
Las novedades de 2023
En sus 25 años de historia han incorporado novedades edición tras edición. De hecho, actualmente se celebra el fin de semana del 8-9 y 16-17 de diciembre, pero incluso las fechas son un elemento que se ha modificado a lo largo de los años. Para su 26º Belén de las Estrellas habrá hasta 6 pases diarios, avanzando la hora de inicio a las 17.00 h, pensado especialmente para las familias con niños pequeños. De este modo, el acceso al belén será cada media hora, empezando a las 17.00 h y con un último pase diario a las 19.30 h. Además, también prometen una pequeña sorpresa para los visitantes.