El Pleno de cartapacio, o de organización del gobierno, es el primero que se celebra después de constituirse la nueva corporación. Muchos municipios no han tardado muchos días en ponerse en marcha, organizarse y empezar a trabajar para marcar objetivos. En Vilanova i la Geltrú han esperado hasta el último día, del tiempo previsto por la ley, para celebrar el Pleno y presentar una organización que el propio gobierno comunicó que es temporal hasta que terminen de negociar con otros partidos, y evidentemente, sin explicar cuáles serán los objetivos ni la hoja de ruta en la que se basa la organización.
Además, hasta la fecha del Pleno, aún no conocíamos las delegaciones específicas, es decir, cuáles son las concejalías concretas en las que se conforma el gobierno. Es absolutamente insólito en la historia de la ciudad y una muy mala forma de empezar que aún no tengamos, un mes después, un gobierno ya conformado. Aunque después tengan que hacer los cambios, en definitiva, un desbarajuste mientras la ciudad se encuentra paralizada.
Es sin duda el primer fracaso político del nuevo gobierno de ERC. Pero el Pleno dejó aún algunas perplejidades más: resulta que los dos socios con quienes negocia ERC para formar el gobierno de la ciudad, JuntsxCat y la CUP, pasaron por el Pleno sin opinar ni valorar su voto en uno de los plenos más importantes del mandato, y más curioso aún que JuntsxCat votara a favor sin explicar los motivos, y que la CUP votara en contra de las dedicaciones, indemnizaciones y cargos de confianza del gobierno con quien negocia entrar. Un espectáculo lamentable para alquilar sillas, nunca mejor dicho, sillas para estos dos partidos perdedores de las elecciones, y que aún no han hecho ninguna autocrítica de la pérdida de confianza de la ciudadanía y de sus malos resultados mientras continúan negociando en los despachos con total opacidad y falta de transparencia las sillas que ocuparán.
Así finalmente, el cartapacio se aprobó por la abstención del PSC, el grupo al que ERC ha querido arrinconar y con quien han decidido no dialogar en aspectos de ciudad, porque no contribuiremos a hacer una política destructiva ni a intentar paralizar la ciudad como hizo ERC en la oposición. El PSC se abstuvo, como hemos hecho siempre en el pleno del cartapacio cuando estamos en la oposición, porque el gobierno tiene la potestad de organizarse como decida, y celebramos que mantengan la estructura y la organización que se acordó en 2015, y porque también evitamos entrar en la hipocresía que hacen otros grupos, autodenominados de la nueva política, de denunciar los sueldos, indemnizaciones a electos y grupos y también los cargos de confianza, o votar directamente en contra, pero eso sí, sin renunciar a las asignaciones, dietas por asistencia y cargos de confianza que les corresponden. Todo un espectáculo de cinismo y de falta de coherencia.
Vilanova i la Geltrú comienza este mandato, pues, de la peor manera posible: un gobierno municipal paralizado a la espera de que sus dos muletas decidan cuándo se pone en marcha la organización municipal, y sobre todo, cuál es el proyecto conjunto que trabajarán los próximos cuatro años.
Grupo Municipal Socialista de Vilanova i la Geltrú
