Cuando se cumplen 4 años de la inauguración del Economato de Vilanova i la Geltrú, los responsables han querido hacer un balance de cómo ha crecido y ampliado el proyecto, un servicio que va más allá de facilitar la alimentación a las familias que lo necesitan.
La concejala de Servicios Sociales, Blanca Albà, ha explicado que en este tiempo se ha reducido el número de familias atendidas, que a lo largo de 2018 han sido 880, "pero nos preocupa que la mitad de estas personas atendidas necesiten los servicios del Economato durante más de dos años, y en cambio sólo un 13% hace un uso puntual de 3 meses".
Los alimentos que llegan al Economato son de procedencia muy diversa, desde los que envía la Unión Europea y la Fundación Banco de Alimentos, pasando por los excedentes de los comedores escolares que llegan en fiambreras, los 8.700 kilos de fruta y verdura fresca que provienen del huerto social de Cáritas, las mermas de los supermercados, o los alimentos que se tienen que comprar.
Más allá del apoyo que representa para las familias, el Economato colabora también con 9 proyectos de la ciudad relacionados con la alimentación, entre ellos los desayunos de Cafè Caliu, el comedor social nocturno Espai Sopem, la Mensa del Cor o la Casa de Empara.
El Economato tiene también una vertiente formativa y pedagógica que ha ido potenciando y ampliando, llegando a la población con talleres de cocina, de economía doméstica, y a los escolares a través del Plan de Animación Educativa. La red de voluntarios (algunos de ellos también usuarios) hace que el Economato funcione y pueda crecer con nuevos proyectos en esta línea, como el que se ha presentado de fomento de una alimentación saludable.
Así, el Economato de VNG es pionero, es el primer banco de alimentos que se plantea una cuestión transversal que cuenta con la colaboración y experiencia del CAPI Baix-a-Mar.
Oriol Huguet, médico de familia del CAPI Baix-a-Mar, ha explicado que "nosotros somos un CAP que tiene asignados los servicios sociales del barrio, que tenemos ganas de trabajar la atención comunitaria, y que somos conscientes de que un 40% de los problemas de salud están relacionados con aspectos sociales como la renta económica o la falta de trabajo". En este sentido, la enfermera Rosa Mallol, ha dicho que "tenemos muchos pacientes que son usuarios del Economato, por eso hace dos años empezamos esta tarea conjunta de apostar por una cesta más saludable".
Así, a partir de ahora los alimentos estarán señalizados con un sistema de emoticonos que los identifica como "saludables", "consumir con moderación", o "poco saludables".
El coordinador de Cáritas Vilanova, Toni Marrugat, ha hablado de la formación de los voluntarios y los usuarios (obligatoria) como un aspecto clave para el éxito de la iniciativa. "De esta manera los usuarios sabrán también cómo elegir mejor los alimentos cuando dejen de venir al Economato y los vayan a comprar al supermercado".
Marrugat ha explicado que los alimentos poco saludables que llegan como ayudas de la Unión Europea (como el melocotón en almíbar, los potitos infantiles o el cacao con azúcar) estarán marcados convenientemente, y serán de alcance limitado. Y todos los alimentos que se compren a partir de ahora serán saludables, introduciendo el cacao puro, el tomate triturado no frito, más huevos, y más fruta y verdura fresca.
Desde el CAPI se ha pedido a la Agencia Catalana de Salud Pública que distinga al Economato con un sello de promotor de la alimentación saludable, que sirva para reconocer esta idea pionera y para promover que otras ciudades imiten el proyecto.
