¿Qué tiene Un Perfecto Caballero para que se haya reeditado seis veces en menos de un mes?
Es una novela que conecta con el corazón de las personas. Son historias vividas por todas las familias, independientemente de cuál sea el lugar de la geografía española. Es una novela que está escrita desde la sinceridad y la emoción. Era necesaria para tratar la posguerra en la ciudad de Barcelona, los años cuarenta y cincuenta; un tema sobre el que se ha estudiado muy poco y que se merece mucho.
¿Quién es Mauricio Casasnovas? ¿Hasta qué grado fue real el personaje que usted describe?
Es un hombre guapísimo, rico, elegante, bien posicionado, propietario de una fábrica textil y casado. Lo tiene todo para triunfar en la vida. El punto de partida del personaje es la historia que contaba mi padre a mi madre sobre un amigo suyo que se había enamorado locamente de una trabajadora de su fábrica textil. Mi madre, incrédula y asombrada, añadía "¡Esto es un escándalo! ¡Es imposible! ¿Cómo puede ser que un hombre como Mauricio se haya enamorado de una de sus obreras y que además es su amante! ¡Es imposible! ¡Qué escándalo!". Era una historia que me produjo fascinación, morbo. Era romántica, tenía que cobrar vida literaria.
¿Cuáles son los personajes que más le llaman la atención?
Me fascina el papel de las dos mujeres protagonistas. Conchita, la mujer de Mauricio, y Ámparo, la obrera de quien se enamora. Empiezan como dos personajes muy desdibujados. Parecen mujeres sometidas, sin importancia, pero que cada vez se van convirtiendo en mujeres más fuertes. Son dos personajes que al final toman las riendas de sus vidas. Dos personajes seductores, fascinantes. Mientras que la vida de Mauricio..... Quiero destacar el perrito de Ámparo. En mis novelas siempre aparecen perritos.
¿Cómo es la Barcelona de los años cuarenta, cincuenta?
Es una Barcelona de vencedores y perdedores, aunque todo el mundo salió perdedor de la Guerra Civil. Es una Barcelona de claroscuros, de mucha hipocresía. El dinero siempre iba a parar a las mismas manos, las de los más ricos. Muchos de ellos, hombres casados que iban a orgías a las suites del Hotel Ritz y a la mañana siguiente a misa. También está la Barcelona de los obreros, la de los pobres, la de la gente inmigrante que venía caminando desde sus pueblos para ganarse la vida y que vivía en cuevas. La Cataluña que construyeron estos dos pilares, la burguesía y la inmigración, creo que es un poco la Cataluña que tenemos hoy en día.
¿Apellidos de la burguesía catalana que se repiten?
Seguramente buena parte de quien cantaba el otro día Els Segadors en el Liceo, son los nietos de aquellos quienes cantaban el Cara al Sol también en el Liceo, en el año 39. "¡Gente de bien" sin ningún tipo de duda! Los apellidos son los mismos.
¿Usted, del Frente Nacional o Roja?
Fui "roja, rojísima". Pasé de ser hija de los vencedores de la Guerra, de pensar que el único orden establecido era el de Franco, a ir a la universidad y convertirme en todo lo contrario. Una activista total. De hecho, cogí una tuberculosis donde perdí un pulmón.
Podríamos coger el título de una de sus últimas novelas y sustituir el nombre de Carmen por el de Pilar... Pilar, la rebelde
Es buena esta. Con los disgustos que di a mis padres...Supongo que desde el cielo deben pensar "¡Pues oye, al final, no lo ha hecho tan mal esta gamberra!"
Encontramos una notoria presencia de Sitges en la novela. ¿Por qué?
Hasta los veinte años, veraneé allí. Mis padres tenían una casa en la Calle San Francisco y después en la Calle San Gaudencio. Cuando me casé, viví tres años en Sitges y diecisiete en San Pedro de Ribas. Sitges tenía que salir en mi novela, por eso el protagonista tiene una casa de veraneo. En el capítulo final...
¿Se describiría como una mujer apasionada?
Sí, sí. El día que pierda la pasión, "Adiós, muy buenas"
¿Considera Mi Color Favorito es Verte, finalista del Premio Planeta, como su mejor obra?
No. Mi mejor obra es esta, Un Perfecto Caballero. Es muy difícil de escribir. Tiene muchos planos, muchos cambios de registro... Hasta que no he tenido todas las herramientas necesarias, no la he podido sacar adelante.
Con veintidós libros, no ha tenido ningún tipo de prejuicio al escribir sobre la vida de Franco, la monarquía, Isabel Preysler o su propia historia de amor. ¿No ha tenido miedo de las represalias?
Sí, y tanto. Yo escribía sobre la monarquía, les di fuerte... Me trajo muchos problemas. Era otra época, lo pasé muy mal, prefiero no pensar en ello. Con Isabel Preysler éramos "amigas", pero desde la publicación de Un amor de Oriente que no nos hablamos. Como dice la escritora Isabel Allende, "prefiero quedar bien con la literatura antes que con la familia".