Se liberan 14 ejemplares de tortuga boba en la playa de Calafell

20 de julio de 2022 a las 14:48h

La playa de Calafell ha acogido la liberación de 14 tortugas bobas (Caretta caretta) del nido encontrado el verano pasado. La liberación ha contado con la participación de personal de la Red de Rescate de Fauna Marina de la Generalitat, el Ayuntamiento de Calafell, el Cuerpo de Agentes Rurales, la Fundación CRAM, el Centro Tecnológico BETA de la UVic-UCC y las entidades y personas voluntarias que han colaborado en todo el proceso.

Seis de las tortugas liberadas llevan un emisor satélite para seguir su rastro y poder conocer la ruta que harán en los próximos meses.

En el mes de junio de 2021, se localizó el primer nido de la temporada en la playa de Calafell. Como es habitual en playas urbanas, el nido se encontraba a muy poca distancia del agua, con un peligro de inundación importante, lo que habría significado la pérdida de los huevos. Por este motivo, tras valorar la situación, se decidió trasladarlo unos metros más atrás.

El traslado de un nido consiste en la exhumación controlada de los huevos, la toma de medidas de las diferentes partes (cámara, cuello, profundidad, entre otros) y la recreación más cuidadosa posible en la nueva localización. Una vez hecho el nuevo nido, los huevos se vuelven a dejar en la misma disposición y una parte se trasladan a incubadoras artificiales para asegurar el desarrollo y la supervivencia de un mínimo de ejemplares.

El nido estaba formado por un total de 146 huevos, de los cuales 85 se incubaron en la playa de Calafell durante 53 días y el resto en las incubadoras de la Fundación CRAM y del Zoo de Barcelona. De estos 146 huevos, emergieron 75 animales (45 en playa y 30 en incubadora), de los cuales 54 fueron al mar directamente y 21 se mantuvieron en cautividad durante el primer año de vida, un proceso que les da ventaja en la supervivencia y que recibe el nombre de head starting. Este año, han participado en el proyecto de head starting 4 centros de recuperación diferentes (CRAM, Oceanogràfic, Limia y Palma Aquarium).

Una vez instalado en la nueva ubicación, el nido fue custodiado por diferentes personas voluntarias, gestionadas a través de la entidad GEPEC, durante todo el período de incubación, desde el 19 de junio hasta el 13 de agosto, cuando se realizó la exhumación del nido.

En este caso, el éxito de eclosión (tortugas nacidas respecto del número inicial de huevos) fue del 50%, lo que se considera muy bajo. El análisis posterior de los huevos permitió establecer que sólo la mitad de los huevos iniciales mostraban signos de desarrollo embrionario, y que, de éstos, más del 95% eclosionaron. El estudio continuado de los diferentes nidos que ha habido en Cataluña en los últimos años, y en otros lugares del mundo, muestra que los nidos con un número tan elevado de huevos suelen tener problemas de fertilidad y a menudo la mayoría de huevos no han sido fecundados.

Cuatro nidos más en la costa catalana el verano pasado

Aparte del nido de Calafell, que fue el primero, el verano pasado se localizaron cuatro nidos más: dos en la playa de la Alfacada (9/07 y 22/07), uno en la playa de la Picòrdia de Arenys de Mar (11/07) y un último en la playa del Miracle de Tarragona (10/07).

En todos los casos, la incubación se realizó principalmente en la playa y se llevó una parte de la puesta a incubadora. En global, contando los cinco nidos, se han encontrado 553 huevos en Cataluña, de los cuales han nacido 309 ejemplares. De éstos, 195 fueron al mar directamente y 114 se distribuyeron entre los diferentes centros que colaboran en el programa de cría en cautividad. El 63% de los animales nacidos volvieron al mar, y el 37% formaron parte del programa de cría en cautividad que tiene por objetivo aumentar la supervivencia y el conocimiento sobre la especie.

El hecho de que se localizaran tres nidos en tres noches consecutivas implica que hubo como mínimo tres tortugas diferentes. Esto confirma Cataluña como un lugar clave en la expansión de la especie. Por ello, y previendo que en un futuro haya un aumento de los nidos que puedan necesitar un traslado a incubadora a finales de temporada, y para mejorar el conocimiento que se tiene sobre la especie, la Generalitat ha trabajado para ampliar el número de centros colaboradores que estén preparados para realizar cría en cautividad.

En esta línea, este año se ha aprovechado el proyecto de head starting para realizar un estudio científico sobre cómo las condiciones de cría podían afectar a su crecimiento. Los centros colaboradores han sido la Fundación CRAM, el Oceanogràfic de Valencia, el Laboratorio de Investigaciones Marinas y Acuicultura (Gobierno Balear) y Palma Aquarium.

Todas las actuaciones llevadas a cabo se enmarcan en el protocolo de gestión de las nidificaciones con el que trabaja la Generalitat de Cataluña y en el proyecto científico encabezado por diferentes universidades y centros de recuperación estatales (Universidad de Vic-UCC, Universidad de Barcelona, Universidad de Valencia, Universidad Politécnica de Valencia, Estación Biológica de Doñana-CSIC, Fundación CRAM, Oceanogràfic de Valencia) en el que participan también la Generalitat y otros centros (Zoo de Barcelona, CRARC, Limia y Palma Aquarium).

La temporada 2022, de momento retrasada

La temporada de cría de la tortuga boba arranca a principios de junio y se prolonga hasta finales de octubre. Las madres suelen hacer los nidos entre mediados de junio y finales de julio, y las crías empiezan a emerger a partir de principios de agosto hasta mediados o finales de octubre.

Aunque este año las altas temperaturas hacían pensar en una temporada fuerte y avanzada, de momento no se ha detectado ningún nido en la costa catalana. Este retraso también se ha observado en otros puntos del Mediterráneo occidental como el sur de Italia, donde la incidencia está siendo mucho más baja.

En caso de que cualquier persona encuentre indicios de nidificación en las playas (ya sea una hembra en la arena, rastros o crías) es importante dar aviso inmediato al teléfono de emergencias 112 y no molestar, tocar o fotografiar con flash a los animales ni pisar sus rastros. Hay que recordar que la tortuga boba es una especie protegida calificada como vulnerable.