La 32ª edición de la Feria de Noviembre terminó el domingo después de tres días de un intenso programa de actividades repleto de 180 actos. Esta Feria de Noviembre parece haber incrementado con creces la afluencia del año pasado superando, por lo tanto, los 70.000 visitantes contabilizados entonces. Más allá de las cifras, la 32ª edición ha resituado el foco sobre la ciudadanía. Esta se ha empoderado de la propuesta y se ha volcado en la participación en las propuestas del programa.
La Feria de Noviembre ha pasado de ser más que un escaparate para convertirse en un espacio de experiencias, vivencias y actividades. La Feria invitaba al paseo, pero proponía no detenerse en la contemplación sino a realizar actividades, a compartir espacios y momentos. Por eso el programa ofrecía talleres de juegos de mesa, tecnológicos, de salud, de cocina o para aprender a hacer xató en el Aula gastronómica; cursos para aprender a hacer pan, velas; actividades de iniciación a la esgrima, al hockey o al voleibol playa; conferencias, un scape room, un planetario, una playa de moqueta donde hacer deportes, planchas basculantes para surfear la plaza de la Vila. Todo ello enfocado a hacer de la Feria una experiencia activa y compartida que muestra cómo la Feria de Noviembre trasciende el objetivo de negocio y ganancia económica para y ofrece también un retorno social.
Anna Ribera, concejala de Proyección de Ciudad; Capitalidad y Empresa, ha explicado que “Para nosotros es un éxito rotundo. El visitante, el ciudadano ha sido capaz de hacerla suya, porque ha participado. Había tantas actividades que se podía interactuar de muchas maneras. Deportes en la plaza de la Vila, talleres en el mercado, los espacios enogastronómicos, etc.”
Espacios tractores
Buena parte del incremento de espectadores radica, por un lado, en la configuración de los espacios. El espacio Teca Temps de Vi y el espacio FAC, de la federación de Asociaciones del Carnaval, han sido dos espacios de confluencia masiva de público. El Espacio Teca Temps de Vi, con 14 expositores concentraba la oferta de las bodegas de vinos y cavas, situado en la plaza de las Neus disponía además, de un escenario con programación musical complementaria.
Esta misma dinámica se repetía en el Espacio FAC, situado en el monumento a Francesc Macià, y que ofrecía un espacio enogastronómico y un escenario con programación musical estable. Este binomio ha ejercido como polo de atracción del público. Tener estos dos espacios situados en los dos extremos de la columna vertebral de la Feria, el eje de la Rambla Principal y de la Pau ha hecho que sean espacios tractores que, de rechazo han beneficiado el flujo de visitantes que recorrían la rambla para llegar. Por otra parte, se han incorporado nuevos espacios y puntos de actividad como por ejemplo el IMET con la feria de empleo Girafeina o el Museo del Ferrocarril con los talleres de La Ciudad de la Infancia, donde se colgó el cartel de completo.
Nuevos y fidelizados
La Feria de Noviembre ha cerrado con una presencia de 150 expositores. De este total un 29% eran participantes que acudían por primera vez. Es decir, 1/3 de los expositores de la Feria de Noviembre han apostado por estar en un evento que ofrece expectativas de retorno económico efectivo. Según los datos del primer estudio de impacto de 2022 cada euro invertido genera un retorno de la inversión de más de 18 euros.
En cuanto a los expositores fidelidades un 58% del total son negocios locales. Esto confirma también que la Feria ejerce atractivo sobre el comercio y servicios de la ciudad, una participación de negocios de proximidad que también creen que su inversión ofrece resultados o responde a sus objetivos y estrategias.
La ciudad de la Infancia y Girafeina
El recinto ferial ha ganado en esta edición dos espacios nuevos, que también han contribuido a hacer crecer el número de visitantes y a diversificar los públicos que nos visitan. El primero de estos espacios ha sido el Museo del Ferrocarril que ha acogido los talleres de la Ciudad de la infancia. El espacio de Museo se llenó de público familiar y consiguió colgar el cartel de completo.
El segundo de los espacios fue el espacio de plaza de la Paperera, donde se encuentra el IMET, Instituto Municipal de Educación y Trabajo y que acogía la primera edición de la Feria del empleo Girafeina. Esta feria organizada por la Cámara de Comercio con la colaboración del Ayuntamiento, el IMET, la Oficina Joven del Garraf y Mecabit puso sobre la mesa 150 ofertas laborales de más de 20 empresas. Las inscripciones de las candidaturas para acceder a alguna de estas ofertas de trabajo llegaron a los 425 candidatos, de los cuales terminaron participando efectivamente en la jornada del viernes, 10 de noviembre, 349. Podemos destacar de los perfiles de los participantes que 281 eran menores de 30 años mientras que un total de 68 eran mayores de 29 años.
El latido del Mar
El espacio de la plaza de la Vila, El Latido del Mar, se dedicaba de forma íntegra a realzar el potencial de la ciudad para consolidar la economía azul como un sector estratégico con capacidad para crear riqueza y empleo.
Un objetivo que también centró el Pórtico de la Feria de Noviembre que llenó el Teatro Principal con casi 150 espectadores al programa planteado conjuntamente desde la Federación de Empresarios Gran Penedès y el Ayuntamiento. Una sesión en la que se puso en evidencia la necesidad de trabajar de forma coordinada para alcanzar objetivos de crecimiento y desarrollo local como la concreción de una agenda marítima a escala local, entre otros.
Entre algunas de las propuestas de trabajo de cara al futuro inmediato en el impulso de la ciudad y de la Economía Azul, la concejala de Proyección de Ciudad; Capitalidad y Empresa, Anna Ribera, cree “La cogestión y la ecogestión son dos de los principales deberes que tenemos. Los actores que tenemos que ver con la Economía azul, empresa, administraciones, debemos trabajar conjuntamente y debemos impulsar un sector que puede ofrecer mucha riqueza a nuestra ciudad”.
El Pórtico de la Feria consiguió hacer una foto fija del actual estado de la cuestión mostrando una mirada panorámica por aquellos puntos fuertes, sobre los que se podrá calcar, o los puntos débiles, que deberá sortear, para hacer realidad el objetivo de crear actividad económica y empleo en torno al Mar.
Por su parte, el espacio de la Plaza de la Vila se planteaba como un lugar donde hacer llegar a la ciudadanía la complejidad del concepto de Economía Azul como el conjunto de actividades que producen riqueza económica y social en torno al mar. La concejala Ribera considera que “con esta feria hemos conseguido plantar la semilla de lo que significa la Economía Azul. El pórtico ya aglutinó buena parte del tejido productivo local y fue muy interesante el trabajo realizado conjuntamente con la Federación de Empresarios así como las propuestas surgidas de las intervenciones. Y el hecho de trasladar a un ámbito más cercano y popular a la economía Azul en la plaza de la Vila, con mucha actividad, nos hace pensar que vamos por buen camino”
La pantalla gigante de la plaza ofrecía un resumen audiovisual de algunos de los principales actores y agentes que desarrollan su actividad en el puerto, las playas o el frente litoral. El resto de la plaza se llenó con 20 actividades programadas en un espacio dinámico y con propuestas que se ejecutaban sobre escenarios efímeros como el Iglú de viento, la vela de un globo que se inflaba y se desplegaba ocupando la plaza para acoger en su interior conciertos, conferencias, espectáculos de danza o espectáculos infantiles. En algunos casos la afluencia de público obligó a duplicar la oferta de los espectáculos para no dejar espectadores sin la actividad, algunas otras como la actividad del planetario colgaron el cartel de entradas agotadas.
Esta flexibilidad y volatilidad de las estructuras que acogían las actividades convirtió la plaza de la Vila en un espacio metamórfico, que se modificaba y cambiaba según la hora del día, exactamente igual que cambia el litoral a lo largo de las horas. Los iglús de exposiciones, el iglú de viento o la transformación del suelo de la plaza de la Vila en una playa simulada con únicamente una moqueta de color de arena, son algunos ejemplos de esta escenografía en continua transformación.
Entre algunas de las actividades con más afluencia de espectadores cabe destacar la subasta de pescado a la antigua de la Cofradía de Pescadores o el show cooking de los Llaguts que repartió 500 raciones de sus fideos rossejat elaborados con pescado fresco y gambas de Vilanova i la Geltrú.