Identifican un nuevo barrio dentro del yacimiento portuario íbero de Cubelles

06 de agosto de 2022 a las 09:27h

La última campaña arqueológica en el yacimiento portuario la Mota de Sant Pere de Cubelles (Garraf) ha hecho aflorar un nuevo barrio. Han sido las primeras excavaciones en profundidad, lo que ha permitido descubrir elementos superpuestos correspondientes a tres etapas. Los restos confirman que la ciudad a pies del Foix estuvo activa más de 350 años. El espacio más moderno, del siglo IV a.C., contiene recintos con hogares de fuego y el entierro de una oveja con un ritual insólito. Una segunda capa está datada del siglo V a.C. y muestra un horno de pan comunitario, calles empedradas y un posible almacén. Finalmente, la fase más antigua es del siglo VI a.C. y se han encontrado fragmentos de cerámica de copas Jónicas y ánforas tipo Tagomago.

Los investigadores han retomado este verano los trabajos en un yacimiento que todo apunta a que es uno de los más importantes del litoral catalán, según señala el responsable de la excavación, Dani López, de la cooperativa Arqueovitis. Después de que las campañas realizadas hasta ahora se hubieran centrado en la extensión superficial del yacimiento, ahora, por primera vez, los arqueólogos han trabajado de forma vertical para certificar la profundidad de los restos.

La excavación ha permitido ver que la muralla de época más reciente (siglo IV a.C.) llega hasta más de 2 metros de profundidad. López asegura a la ACN que es una de las murallas de época ibérica "más imponentes del Penedès y de Cataluña". Junto con esta fortificación han aparecido restos de recintos donde había un hogar de fuego para cocinar y disponer de un punto de calor, así como numerosos restos de cerámica y un entierro de una oveja con un collar de pasta vítrea.

De forma adyacente a esta muralla, pero, también ha aflorado una fortificación del siglo V a.C. Entre las dos, tienen un grosor de casi tres metros. De esta época también han encontrado buena parte de un almacén de cereales y otros recintos con pavimento de piedra, "lo que denota un cambio en el urbanismo, con más protagonismo de las piedras para ahorrar problemas de humedades derivados de la proximidad con el mar y el río".

A medida que avanzó la campaña durante el mes de junio, los investigadores certificaron la principal hipótesis planteada en 2018, pero nunca corroborada con hallazgos en el subsuelo: las estructuras del yacimiento de la Mota de Sant Pere se remontan, como mínimo, hasta el siglo VI a.C. Y es que en la zona más profunda han aparecido numerosos restos de cerámica de entre los años 500 y 400.

Especialmente hay fragmentos de copas Jónicas, las primeras copas de vino estandarizadas, a la vez que también se han encontrado restos de ánforas Tagomago procedentes de Ibiza. Hasta ahora sólo se tiene constancia de la existencia de este tipo de ánforas en las Baleares, por lo que los investigadores aseguran que los restos de Cubelles proceden de estas islas.

López celebra que todos los hallazgos de esta última campaña complementen las del otro sector excavado, donde hay un templo pero no habían aparecido restos de vida cotidiana. Los investigadores recuerdan que la Mota de Sant Pere era el lugar más elevado de primera línea de costa en Cubelles, situado a unos 8 metros por encima del nivel del mar, "lo que permitía controlar la entrada y salida de embarcaciones al Foix y también toda la navegación de cabotaje de la costa".

El hecho de que no hayan aparecido restos posteriores al siglo IV, sin embargo, hace pensar que el espacio fue abandonado alrededor del año 300. "No sabemos si tenían problemas de inundabilidad, si hubo algún tipo de tsunami que lo arrasó todo o que simplemente el espacio colapsó debido a un exceso de población", apunta López, que relaciona directamente el poblado de Cubelles con el de Calafell. "La Mota de Sant Pere sería la madre de la Ciudadela de Calafell, pero después toma más fuerza la segunda", explica.

1,5 hectáreas de poblado

Aparte de centrar los esfuerzos en excavar verticalmente, las últimas tareas en Cubelles también se han centrado en conocer la extensión del yacimiento con un georradar. El escáner del subsuelo ha permitido ver que hay restos en varias islas del barrio residencial donde se encuentra el yacimiento explorado hasta ahora y reafirma los indicios de que podrían aflorar elementos aún más remotos, datados del siglo VII a.C. Se calcula que la extensión total del poblado llegaría a ser de 1,5 hectáreas, "cuatro veces más grande que la Ciudadela del Baix Penedès".

Este análisis con georradar también lleva a los investigadores a dar por hecho que durante las últimas dos décadas se han destruido buena parte de los restos escondidos en el subsuelo para levantar numerosos bloques de pisos y complejos de casas unifamiliares. López asegura que durante el 'boom' urbanístico del 2000 "no hubo ningún control" y considera que ahora, como mucho, se podrá preservar la mitad de todo el poblado íbero.

Unas pérdidas que corrobora y lamenta el Ayuntamiento de Cubelles. Desde el gobierno municipal, la concejala de Patrimonio, Alexandra Corvillo, defiende la importancia de proteger el espacio que hasta ahora se ha salvado del urbanismo. "Tenemos que trabajar positivamente con lo que ahora está salvado y declarado Bien Cultural de Interés Local, porque esto es una pequeña joya para Cubelles pero también para todo el mundo de la historia", apunta la concejala.

Corvillo celebra que el yacimiento "permite poner Cubelles en el mapa de la arqueología" y defiende la apuesta del gobierno local por seguir haciendo aflorar restos íberos. Este año ha destinado 18.000 euros y anima al próximo gobierno a mantener la inversión en este espacio para profundizar en un lugar "que permite conocer cómo eran los primeros cubellenses pero también el origen de toda la historia del vino". Esto nutre toda la cultura del Penedès", celebra, resaltando "el orgullo" que siente la villa hacia el yacimiento.

Hasta ahora el Ayuntamiento ha acondicionado los restos del templo que afloró en 2018, donde se organizan visitas guiadas. Los arqueólogos confían en que durante 2023 se pueda señalizar el recinto, mejorar el acondicionamiento y poder desplegar una nueva campaña de excavaciones, tanto con el apoyo del Ayuntamiento como de la Diputación de Barcelona y la Generalitat.