Endesa ya ha finalizado la primera fase de los trabajos de demolición y desmantelamiento de la antigua central térmica de Foix, situada en Cubelles, en la costa de la comarca del Garraf. La operación, que se ha realizado de manera gradual, selectiva y ordenada, comenzó el 28 de marzo de 2017, y ahora continúa –con una segunda fase– con la remediación del suelo, para dejar el terreno en sus condiciones iniciales. En total, las obras habrán tenido un presupuesto superior a los 4,7 MEUR.
Así, todos los elementos que había sobre la cota 0 del terreno ya se han derribado. Es decir, las naves, los talleres, los almacenes, las torres de iluminación, los precalentadores, la nave de turbinas, la caldera, el edificio de oficinas, el antiguo comedor de los empleados, y los depósitos de fuel que había al lado de la subestación de Foix, en la zona de Mas Xinxola. Y, evidentemente, el elemento más visual e icónico del complejo: la chimenea, de 175 metros de altura. En este caso, se ha utilizado una máquina de grandes dimensiones, un robot de cinco brazos con control remoto que se apoyaba sobre la coronación de la estructura. Los operarios del robot se situaban sobre una plataforma de trabajo autodescendente situada a dos metros por debajo de la coronación, desde donde se realizaban las maniobras necesarias. Para el último tramo de la estructura se ha utilizado, en cambio, una retroexcavadora con un martillo percutor.
Ahora, en una segunda fase, se procederá, en caso de que sea necesario, a la remediación del suelo, con una técnica que devolvería el terreno a sus condiciones iniciales, sin rastro de la actividad industrial que durante 34 años se ha llevado a cabo en este emplazamiento. En este sentido se han encargado estudios para saber si es necesario remediarlo o no, dado el buen estado en que se han encontrado los terrenos.
Gestión y valorización de residuos, y sostenibilidad ambiental
Durante la fase de desmantelamiento de la central térmica se ha generado un volumen total de 12.000 m3 de residuos de construcción y demolición (RCD), procedente de la trituración del hormigón de las estructuras. Este producto es valorizable, ya que se ha reutilizado para rellenar los vacíos en la instalación. En cambio, el volumen total de residuos generados ha sido de casi 27.000 toneladas, segregados y gestionados según marca la legislación. Es importante subrayar que, de este total, se ha podido valorizar para reutilizar un 87%.
Un punto y aparte también se merece la sostenibilidad ambiental, ya que el desmantelamiento quirúrgico ha podido preservar las zonas verdes y todos los árboles y plantas que había en el recinto. Además, se han instalado sistemas fotovoltaicos para sistemas de LED de bajo consumo, se han utilizado vehículos y maquinaria eléctrica, se ha reutilizado el agua de lluvia y se han llevado a cabo iniciativas de desarrollo hacia la comunidad más cercana, como la promoción de los puestos de trabajo local.
En este sentido, se han aprovechado equipos y aceites que había en la maquinaria para un segundo uso en otras centrales de la Compañía, tanto eléctricas como hidráulicas. E incluso se llegó a un acuerdo con la empresa SOREA para reutilizar los antiguos pozos que había en Banyeres del Penedès (Baix Penedès) que suministraban agua bruta a la central.
La valorización pretende ir un paso más allá de la gestión de los residuos, ya que intenta reutilizar y aprovechar estos materiales para otras utilidades, de acuerdo con la filosofía de la economía circular. El concepto de valorización hace referencia a los residuos que Endesa, a través de un gestor autorizado, somete a tratamiento o bien se pueden recuperar –como las baterías, pilas, cables, metales, etc.– o reciclar –ya sean maderas, materias inorgánicas, compuestos metálicos, etc.– o incluso regenerar –como los aceites minerales–. En todo caso, sean valorizables o no, los residuos son gestionados por agentes autorizados que cumplen estrictamente la normativa ambiental aplicable.
