El último barómetro del CIS ya nos mostraba la gran aceptación de la ciudadanía de Cataluña hacia Salvador Illa. El Ministro de Sanidad lleva casi un año siendo uno de los máximos responsables en la gestión de la pandemia del COVID-19 y ha sido capaz de hacer de su tono y su talante su mayor virtud política.
Momentos tan excepcionales como estos requieren de generosidad y de empatía entre los diferentes responsables políticos, todo lo contrario a la que ha sido la deriva de la derecha y de parte del independentismo que han decidido utilizar una pandemia mundial para hacer una oposición de dudosa moralidad contra el Gobierno del Estado. Estos dos sectores más beligerantes del espectro político nacional no han entendido que lo que la ciudadanía reclama en tiempos de incertidumbre y desasosiego es aparcar las diferencias partidistas para sumar esfuerzos contra la grave crisis sanitaria, económica y social que ha hecho y sigue haciendo tanto daño a nuestro país.
Los y las socialistas hemos entendido la importancia del momento y la necesidad de buscar grandes consensos para afrontar con determinación los grandes retos que tenemos como país. Y quien mejor refleja esta responsabilidad y voluntad de los y las socialistas es Salvador Illa.
Su designación como candidato del PSC a la Generalitat de Cataluña refuerza el proyecto socialista de cara a unas elecciones que serán fundamentales para el futuro del país. Y lo refuerza porque Salvador Illa es una apuesta clara, firme y contundente para llevar la iniciativa en una campaña que puede llegar a ser muy diferente de las vividas en Cataluña en la última década.
Esta campaña debe girar en torno a una dicotomía clara donde los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña deberán decidir entre dos proyectos de país casi antagónicos.
Por un lado, un proyecto procesista agotado que ha sido el responsable de los grandes recortes en servicios sociales que ahora sufrimos más que nunca. Un proyecto que nos ha hecho retroceder social y económicamente y que ha disminuido el bienestar social y la calidad de vida de nuestros ciudadanos y ciudadanas. Un proyecto que con el paso de los años ha evidenciado una clara voluntad, por una parte del independentismo, de centrar el debate en torno a rasgos identitarios y que se ha alejado de aquella Cataluña abierta y plural que a todos y todas nos enorgullecía. Un proyecto, pues, al que se le debe atribuir, sin paliativos y con la determinación suficiente, la responsabilidad de haber roto Cataluña y de hacerla retroceder social y económicamente.
Frente a este proyecto de división y de ruptura, existe un proyecto de progreso y bienestar que es el que representa el PSC. Un proyecto alternativo, positivo y propositivo que quiere dejar atrás los años perdidos y volver a hacer de Cataluña el motor económico y el orgullo social que era no hace mucho. Un proyecto que quiere avanzar hacia un horizonte de responsabilidad y progreso, que es consciente de la dificultad del momento y de la necesidad impetuosa de abandonar debates estériles para volver a coser Cataluña y hacerlo desde los principios de la convivencia, la tolerancia y el respeto hacia la pluralidad que nos define como país. Un proyecto progresista que quiere pasar página, olvidar la Cataluña decadente que nos ha dejado el proceso y avanzar hacia el país que todos y todas merecemos.
Y este proyecto lo encabeza y lo representa Salvador Illa. Hablamos, pues, de una oportunidad no sólo para un partido, sino para una parte de la ciudadanía que no se resigna y que lucha por avanzar hacia una Cataluña mejor.
Pero si hoy este proyecto progresista tiene la opción real de ganar las próximas elecciones es gracias al trabajo del actual 1er Secretario del PSC. Miquel Iceta cogió un proyecto abatido, desgastado y alejado de las aspiraciones de la ciudadanía y hoy lo deja en una situación idónea, con posibilidades reales de ser el proyecto mayoritario dentro de la ciudadanía de Cataluña. No se puede entender el socialismo de hoy sin Miquel Iceta y esta es una realidad que se debe reconocer.
Y este es un proyecto que vive de realidades, que se aleja de horizontes ficticios que dan la espalda a la ciudadanía. Y este 14 de febrero tendremos que elegir entre seguir dando cuerda a un proyecto de ruptura que nos ha dejado una Cataluña decadente; o si queremos hacer una apuesta valiente y decidida, por Cataluña, y hacer a Salvador Illa Presidente.
Christian Soriano
1er Teniente de Alcalde de El Vendrell