Uno de los grandes retos de los próximos años en los municipios de nuestro territorio es la mejora en la gestión de la recogida de residuos urbanos. Hasta hoy, las diversas opciones implementadas por los Ayuntamientos a lo largo de los años no parece que hayan tenido éxito. Recientemente, muchos consistorios han decidido prescindir de los contenedores soterrados que hace unos años parecían una solución magnífica. En cuanto a las deixallerías móviles de residuos especiales en la calle también han demostrado ser ineficientes y, además, provocan un entorno sucio y dejadez por incivismo. Y las habituales baterías de contenedores instaladas en muchos lugares de los municipios generan el enojo de las personas que viven más cerca y suelen acumular más residuos en el entorno que las que la propia instalación puede acoger. Además, en municipios como El Vendrell, durante los meses de verano, nos encontramos con zonas de playa con gran afluencia turística donde el calor y la saturación de residuos provoca olores y situaciones donde, en ocasiones, es insoportable pasear por los alrededores.
Una de las soluciones que han implementado otros países, en cuanto a la recogida selectiva, es la de implicar a los comercios y las empresas que incluyen el residuo en el producto que venden. En algunos de ellos para ciertos residuos se devuelve un depósito, en otros no. Pero lo que queda claro en estos casos es que la recogida es mucho más limpia para el entorno urbano y la gestión es más eficiente. Así pues, dejando de lado la aplicación de la devolución de un depósito para más adelante, ya que supone una tarea administrativa a más largo plazo, la instalación de contenedores de reciclaje en las entradas o incluso dentro de los hipermercados da pie a que el consumidor devuelva los envases y los plásticos ligeros al lugar donde periódicamente va a comprar este producto sin tener que hacer un desplazamiento especial.
En el caso de residuos menos comunes como pueden ser pequeños electrodomésticos, baterías, aceites, chatarra doméstica etc., el gran problema es que en muchas ocasiones el ciudadano no sabe dónde debe depositarlos, ya sea por falta de información o sencillamente por la falta de instalaciones de recogida de fácil acceso. Las deixallerías bien equipadas suelen ser de ámbito comarcal y están pensadas para residuos generados por empresas medianas y, por tanto, poco accesibles a los ciudadanos de a pie. Una solución para la recogida de estos residuos podría ser la de un espacio interior, cercano y accesible a pie y automóvil y, evitar así la oxidación de contenedores especiales de exterior, los pequeños vertidos de aceites y la acumulación de cierta basura en la vía pública. Dotar de personal para atender e informar al ciudadano en estos puntos de recogida sería también un valor añadido que ayudaría mucho a la sensibilización de la población hacia la gestión de los residuos.
Roger Caballero Folch
El Vendrell
 
    