Miquel Casellas: "Más solidaridad y menos medallas en los Juegos del Mediterráneo"

13 de mayo de 2020 a las 13:46h

Los Juegos del Mediterráneo nos han servido en El Vendrell para actualizar un poco alguna de nuestras instalaciones deportivas. Una de las que hace años que pide a gritos una reforma porque la cosa no estaba muy segura. Al final han llegado el dinero y nosotros en el tiempo justo hemos empezado las obras y esperamos que terminen antes de los juegos, al menos que sean utilizables. Si acaso, los últimos detalles ya lo haremos en septiembre cuando todo vuelva a la normalidad después del verano.

En las calles y plazas de El Vendrell no se ha visto mucho calor de estos juegos. Nadie habla de ello. No es ningún trending topic de las redes y si acaso tendremos que tomárnoslo por la parte inferior como nuestras participaciones en el Festival de Eurovisión, que es mejor contar por debajo. Además, tiene que competir con el Mundial de Rusia, un rival muy difícil de batir.

Estos presumiblemente pasarán indiferentes para la mayoría de la población. Evidentemente hay gente muy motivada que se ha ofrecido voluntaria y que hace días que trabaja para que esta cita deportiva esté en lo más alto y nada falle. En el camino ha habido demasiadas incertidumbres y dudas, incluso se han pospuesto un año porque cuando tocaba llegábamos todos demasiado tarde.

En el próximo año tenemos previstas elecciones municipales y todas las administraciones han echado leña al fuego. La que tenían guardada y alguna que aún estaba por recoger. Pero estas cosas no se sabrán realmente hasta dentro de unos años. Ahora toca disfrutar y adelante con la cita.

No sé cómo nos ven desde la otra punta del mundo. Quizás les parecerá como una especie de juegos de los estados americanos o una competición entre los miembros de la antigua URSS. Su repercusión mundial no es tan elevada y está a años luz de un Barça Madrid de fútbol. Pero nos han dejado esto para que nos entretengamos un poco y nos sintamos importantes en la galaxia.

Nos han dicho que tenemos subvenciones para arreglar y hacer realidad este espectáculo, pero nunca nadie nos dirá a cambio de qué. Supongo que poco a poco sabremos cuál es el precio que tendremos que pagar por hacer estos juegos que durarán poco más de una semana. Con una inversión de 72 millones de euros y 27 millones de operativo que llegan a los 99 millones.

Nadie nos dirá nunca a cambio de qué nos han dado estos millones. Quizás cuando vayamos al médico y nos den hora para el especialista tendremos que esperar un par de meses más de lo habitual porque no se pueden cubrir las bajas de los profesionales. Quizás alguna escuela tendrá que seguir en barracones porque no hay dinero para hacer una escuela nueva. Algunas personas afectadas por la ley de la dependencia tendrán que esperar un año más para que lleguen sus ayudas que les permitan entrar en una residencia de ancianos. Tantas otras historias anónimas que serán el precio que realmente tendremos que pagar por estos juegos de visto y no visto y durante unos días Tarragona que estará un poco colapsada solo con la policía presente ya aumentará considerablemente.

Además, me hace mucha gracia estos juegos porque están viniendo a nuestras costas personas originarias de estos países, en el mejor de los casos que lleguen a tierra su futuro no es nada claro. Algunos tienen la mala suerte de morir en silencio en medio de este mar que da nombre a los Juegos. Está bien competir, pero se deben solventar miles de casos de personas que están en nuestra casa o quieren salir de su país y no pueden hacerlo porque no hay recursos. Ahora nos gastamos unos cuantos millones para montar unos juegos para ellos cuando lo que necesitan son otras cosas que pueden llegar a más personas y que pueden ayudar a muchas vidas y no solo que se marchen de nosotros con unas cuantas medallas para hacer un ranking. Primero somos personas y aún hay demasiada diferencia entre el norte y el sur. Hay altas prioridades que cubrir primero. Somos humanos y eso no lo podemos olvidar nunca, independientemente de dónde vivamos, pero ahora toca hacer el numerito y mirar hacia otro lado.

Miquel Casellas

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