Elaborando una lista de argumentos para defender la necesidad de que El Vendrell cuide y mantenga un festival como el Festiuet, me ha venido a la cabeza el excelente ensayo de Max Weber "La ética protestante y el espíritu del capitalismo". En este ensayo, escrito sobre 1905, Max Weber defiende que hay una diferencia crucial en la ética del trabajo entre los protestantes y los católicos. Esta diferencia tiene que ver con el perdón y la salvación: mientras que la acumulación de riqueza es punible a ojos del catolicismo, es una señal de la salvación a ojos del protestantismo. Es decir, los protestantes deben trabajar duro y acumular riqueza para obtener la salvación, mientras que los católicos deben vivir humildemente, casi sin nada. Les basta con el perdón divino, ya que el Dios católico siempre perdona, hagas lo que hagas.
Estudios posteriores de esta obra magna han establecido aquí el origen de la diferencia entre la forma de vivir del norte y la del sur de Europa. ¡Cómo no iban a ser los del norte más serios, trabajadores, responsables y cívicos, si a diferencia de nosotros se están jugando la salvación! Es decir, aquí podemos vivir más relajados, ya que, si pecamos, podemos confesarnos porque el Dios católico siempre perdona.
He empezado así porque me cuesta argumentar por qué es tan bueno tener un festival como este. Prejuicios morales, que tienen que ver (sí) con nuestra cultura. Divertirse se identifica, casi siempre, con no estar haciendo algo bien, con estar pecando. Pero es, al mismo tiempo, esencia crucial de nuestra filosofía de vida: carpe diem, tempus fugit, y estas cosas.
Quiero decir que, superada la barrera moral de buscar puntos negativos al divertirse, es muy bueno tener un festival como este. Porque vivimos en un trozo de mundo donde lo más habitual es trabajar ocho horas diarias durante bastantes días a la semana para cobrar un sueldo que te permita vivir bien. Y escuchar música en directo, de la calidad que la hemos escuchado, en un entorno como la playa de Coma-ruga en pleno mes de agosto, con un perfil de público tan cívico y respetuoso, a mí, que me perdonen, es vivir bien. Aunque esto ya me parece una argumentación suficiente, continúo.
Capitalidad de comarca, promoción local y apostar por la cultura
Estamos cansados de defender que El Vendrell debe ser un lugar donde se apueste por la cultura, porque somos tierra de artistas. Bien, pues lo hemos hecho. El Festiuet lució un cartel de alta calidad que hizo las delicias del público, con una infraestructura técnica destacable. No sé si habéis ido a muchos festivales, pero la puesta en escena, el escenario y, sobre todo, el sonido, fueron más que excelentes. Un espectáculo brillantemente ejecutado por los promotores y organizadores, a los que debemos agradecerles su confianza y darnos la oportunidad de disfrutar en nuestra ciudad de este festival.
Estamos cansados de defender que El Vendrell debe ejercer de capital de comarca. Bien, pues lo hemos hecho. Hemos traído un festival de mucha calidad del que han disfrutado vendrellenses y no vendrellenses. Históricamente nos hemos quejado de tener que desplazarnos para disfrutar de espectáculos de este tipo. Ya no. Y permitidme añadir que hay incontables buenos espectáculos de otra índole en nuestra ciudad que también se organizan de manera brillante. Por ejemplo, el Festival Internacional de Música Pau Casals (FIMPC). 39 años trayendo artistas de nivel mundial, y además, desde hace ya tres años, ha sabido reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos. El Festiuet no debe eclipsar las otras cosas, más bien suma y mucho.
Estamos cansados, también, de defender que El Vendrell debe apostar por la promoción económica a través de la cultura. Gracias al Festiuet, hasta nuestras playas se ha desplazado un gran número de personas que han contribuido económicamente entre los comercios locales durante dos días. Además, y demostrando que el miedo a que fueran algo similar a una horda era injustificado, han cuidado de nuestro entorno y de nuestro espacio público. ¡Un 10 para la gente que ha venido hasta aquí y que ha demostrado que se puede juntar todo el mundo sin que pase nada cuando la gente que se junta es cívica, responsable y respetuosa. Que vuelvan!
Las fechas, el aparcamiento y el reflejo
Se ha hablado mucho de las fechas, y quizás sí que se deben cambiar. Pero es muy complicado llegar ahora los últimos y montar un festival que debe competir con otros que se hacen por todo el país montándolo cuando a nosotros nos vaya bien, ya que hay un calendario de festivales en el que te debes ubicar. Los organizadores del Festiuet han sabido hacerlo y nosotros, sabiamente, les hemos hecho caso.
También daba miedo juntar este festival y el turismo que llega en agosto a nuestras playas. Repito: se trata del tipo de gente que venga, no de la cantidad. La gente que acampó no perjudicó la vida de los turistas clásicos o de los vecinos de Coma-ruga. Se pudo aparcar porque se hizo una gran promoción del transporte público y estamos bien comunicados. ¿Cuántas veces habéis escuchado eso de que estamos ubicados en una zona privilegiada y hay que explotarlo? Pues aquí lo tenéis. Es cierto que sí que hubo un poco de colapso al principio, sobre todo con la gente que tenía que acampar, pero no podía ser todo perfecto ¿no? Calma, ya veréis como el año que viene esto no pasa. Y añado... ¿sabéis que el Festiuet ha puesto a disposición de todo el mundo un buzón de quejas y sugerencias? Pues a raíz de esto se han denunciado comportamientos machistas de los trabajadores de las barras y se está identificando a los autores para que no trabajen más en el festival. En este sentido también hay que destacar el trabajo con el punto lila montado por las entidades feministas de La Malva y La Ruda. ¡De 10!
Para terminar quería hablar del reflejo. ¿Qué dices? Me explico. Cuando nos miramos en un espejo y nos vemos guapos nos gustamos, nos alegramos, nos llenamos de energía y el día nos va mejor. Cuando en nuestra ciudad se organiza una cosa así con éxito y obtenemos buenas críticas y agradecimientos de otros lugares y de la misma organización del Festiuet, nos vemos guapos como pueblo, como colectivo. Esto nos ayuda a creer más en nosotros mismos y en nuestra capacidad de mejorar día a día. Y esto es bueno, muy bueno. El Festiuet ha sido un conjunto de vestiduras con las que todos nos hemos visto preciosos, sorprendentemente preciosos. Contra cierto sector que solo sabe destacar lo que es negativo... ¿no tenéis ganas de seguir organizando cosas? ¿De dejar que vengan aquí a organizar cosas de esta calidad gente con ideas, con conocimientos y con ética? ¿De apoyar eventos así para que venga gente que después se marchará hablando bien de nosotros? Seguro que sí. Y también se trata de eso. Que nos sirva para continuar, innovar y no parar. Somos capaces de esto y de mucho más.
Kevin Prados