El primero se produjo en el paso subterráneo del Francàs con la rotura de dos luminarias encastradas. Las consecuencias fueron que, por un lado, el paso se quedó sin iluminación en las horas de oscuridad, ofreciendo una gran sensación de inseguridad, y, por otro lado, la sustitución de los elementos rotos tienen un coste aproximado de 200 euros. Y el segundo se produjo en el paseo Marítimo del Sector Sanatorio, en el que se hizo caer al suelo una farola, suponiendo un peligro para los peatones y usuarios de la playa. En este caso, el coste de reposición del báculo es de unos 300 euros. La Concejalía de Alumbrado y Eficiencia Energética pide la colaboración de todos los vecinos para evitar todas estas actuaciones incívicas. También hay que tener en cuenta que las farolas y los cuadros eléctricos son mobiliario urbano y, tal y como indica el artículo 72 de la Ordenanza de Convivencia y Civismo, está prohibido colocar carteles, pancartas y adhesivos sin autorización expresa del Ayuntamiento. Por otra parte, ante la problemática de las micciones de perros, cabe recordar que una buena práctica es la de diluir con agua la orina. El hecho de que los perros hagan sus necesidades día tras día en los báculos de las luminarias ocasiona su oxidación prematura, lo que ha ocasionado tener casi 100 puntos de luz retirados durante 2017.