Los Mossos d'Esquadra detuvieron el pasado 25 de mayo a dos personas por estafar 48.716 euros a nueve empresas del sector cárnico del Baix y del Alt Penedès, el Tarragonès y el Garraf falsificando albaranes para comprar carne a una empresa de la Garrotxa, que según las sospechas de los agentes después se revendía a terceros. La investigación comenzó a principios de abril cuando un empresario del sector de la carne denunció que una empresa le había reclamado el pago de un pedido que él no había hecho. Una vez comprobada la documentación de la compra, el empresario vio que el albarán había sido falsificado. Los detenidos, dos hombres de 49 y 34 años, de nacionalidad española y vecinos de Castellet i la Gornal, están acusados de los delitos de estafa continuada y falsificación de documentación mercantil y después de pasar a disposición judicial quedaron en libertad con cargos.
A partir de esta primera denuncia, los agentes abrieron una investigación para determinar el alcance de la estafa. Así, los mossos pudieron comprobar que, desde septiembre hasta diciembre del año 2016, hasta nueve empresarios de establecimientos cárnicos del Baix y el Alt Penedès, el Tarragonès y el Garraf habían sufrido una estafa similar. Para estafarles, los dos detenidos falsificaron más de 50 albaranes mediante firma falsa. Los Mossos d'Esquadra determinaron que los dos detenidos habían conseguido los datos de las empresas estafadas y habían suplantado la identidad para comprar carne a una empresa de la Garrotxa. Además, los detenidos habían pactado una comisión que cobraban a través de una tercera empresa. Para poder cometer la estafa, los detenidos falsificaban las firmas "de recibo" de los albaranes que emitía la empresa de la Garrotxa para que ésta facturara a las empresas estafadas y, además, les pagara a ellos la comisión. Los investigadores sospechan que los detenidos revendían el género a terceras empresas. Previamente, los detenidos se ganaban la confianza de la empresa proveedora. Para conseguirlo hacía pedidos que pagaba rápidamente, de manera que daba la imagen de una empresa solvente. Una vez el estafador había establecido una relación comercial y aprovechando el vínculo de confianza creado, hacía pedidos por un importe más elevado que después pasaba a pagar mediante cheques o talones que nunca llegaban a cobrar o se cargaban a cuentas sin fondos. De los dos detenidos, ninguno de ellos con antecedentes, se ha podido comprobar que el hombre de 49 años, quien utilizaba varios nombres para hacer los negocios fraudulentos, cometió siete delitos de estafa. En cuanto al hombre de 34 años se han podido probar dos estafas.